Teatro Cervantes. 01/11/2012.
Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Daniel Pérez / TC
“La menor explicación” es el título del nuevo álbum de Toni Zenet, y que mejor sitio para presentarlo que la gran plaza de su ciudad natal. Para la ocasión el Cervantes estaba casi lleno, unos dos tercios del aforo cubiertos para un primero de noviembre no parecía mala entrada.
La audiencia estuvo entregada al Sinatra de Pedregalejo y ya desde el principio dio muestras de ello con una calurosa acogida en la salida de Zenet al escenario. Tras el éxito de “Los mares de China” y “Todas las calles”, “La menor explicación” reincide en la fórmula que tan bien le ha ido al prolífico cantante, confiando de nuevo en los ritmos del jazz, el bolero y el tango para vestir sus canciones.
La banda estuvo compuesta por José Taboada (guitarra), Ove Larsson (trombón), Manuel Machado (trompeta), Lucho Aguilar (contrabajo), Juan Cruz (piano) y Miguel Castro (batería). Los arreglos están trabajados y el sonido directo estuvo bien mezclado. Cierto fue que la voz sonó un tanto metálica y lejana −debido probablemente a un exceso de frecuencia media− y que quizás el contrabajo sobresalía demasiado en los registros más graves aunque bien pudiera tratarse de una decisión premeditada del técnico de sonido para dar empaque y peso al resultado final.
Un cuadro costumbrista sonoro con ruidos de una cafetería bulliciosa recibió a la formación que salió a las tablas para hacer un pasillo musical al protagonista de la noche. Apareció Toni vestido de Zenet: traje con chaleco oscuro, camisa blanca y sombrero marca de la casa. El swing de Cómo será dio paso a Tranquila, tango arrabalero y canalla. Abierto ya el concierto llegó Contigo, una sentida balada, pretendidamente pausada, con unas líneas de bajo exquisitas y una trompeta elegante en los solos. También Larsson al trombón se lució, fue en Quién sabe, con un piano muy inspirado que condujo al tema a un final explosivo que acabó por incendiar el teatro. Como la música es «evocar y viajar», en palabras de Zenet, nos fuimos a Nueva Orleáns con una guitarra a lo Django en las manos de Taboada para vestir Sé que estás pensando en mi. Las notas susurrantes en un solo quedo de Machado a la trompeta dejaron asomar un bolero para que lo recogiese las teclas de Cruz en Échame el humo a la cara.
Todos tenemos mucho que agradecerle a Madrid por regalar oportunidad al artista y por acoger al extranjero como paisano, y, al igual que le cantaran otros grandes, el homenaje vino en forma de chotis con guiños de “ragtime” en Por debajo de Madrid. Los aires “swing” en Me gustas –primer sencillo del álbum− sonaron con ecos de “big band” en contraste con el solo de piano y voz de Buenos consejos. En Lo que dura un parpadeo la banda se explayó en una rueda de improvisaciones sobre ritmos jazz y bossa que no hizo más que constatar las buenas compañías musicales de Zenet.
Este fue el meditado orden de canciones, tal cual aparece en el disco que verá la luz el próximo 6 de noviembre y que los asistentes pudieron degustar y adquirir en primicia. El respetable estaba encantado pero pedía más. Quería sentir el sencillo placer de escuchar melodías reconocibles, la de aquellos temas escuchados en casa que el oído quiere reconocer en la distinta cercanía del directo. Diente de rata puso al público a cantar y dejo unos cambios de dinámica de mucho gusto musical. Fue por casualidad sonó justo antes de Soñar contigo «la canción que nos trajo aquí» según el propio Zenet. En un segundo intento por abandonar el escenario, la banda se vio de nuevo obligada a regresar para, ya sí, cerrar con Estela ante un público entregado que despidió a los músicos en pie.
Toni Zenet ha creado su personaje: es abrumador y chulesco, duro y tierno a ratos, bailarín y quedo cuando le parece. Posee una voz potente, domina el escenario y lidera el grupo. Es la clave de su éxito y nadie negará que hasta el momento le funcionó bien; sin embargo, su arrebato al interpretar no me dejó entender las letras y me alejó del tema en más de una ocasión. Las inflexiones en su voz van a veces a contracorriente, atacando en exceso el inicio de frase y perdiéndose en susurros en los finales, con dinámicas poco naturales y bruscas, en un empeño por sorprender que torna en complejo lo que debe y puede ser sencillo aunque no por ello carente de belleza, expresión o emoción. Pero es su sello y su singularidad lo que gusta y atrae. Con Miguel de Unamuno el personaje se reveló ante su creador, leeremos atentos la “nivola” de Zenet.
Toni Zenet (voz)
Jose Taboada (guitarra)
Ove Larsson (trombón)
Manuel Machado (trompeta)
Lucho Aguilar (contrabajo)
Juan Cruz (piano)
Miguel Castro (batería)