Sábado 15/10/2016. Teatro Cervantes
Texto: Elisabet González / Fotos: Juan Mir
Diana Navarro, renovada y feliz pone en pie al Cervantes
"La mayor gloria no está en no caer nunca, si no en levantarnos cada vez que caemos". Con esa sentencia recibió un Teatro Cervantes lleno hasta la bandera a una de sus hijas predilectas: Diana Navarro. Y así salió ella, dispuesta a levantarse una y otra vez, una Diana renovada, fuerte y bella que presentó su nuevo trabajo Resiliencia. Esta palabreja que se ha puesto últimamente tan de moda, justamente habla de la capacidad que tiene el ser humano de sobreponerse de las adversidades, y no sabemos cual ha sido la batalla librada por la artista, pero lo que sí sabemos es que vino con una felicidad contagiosa. El auditorio descubrió una renovada Diana Navarro, distinta, pero sin dejar de ser ella misma, ofreciendo su impecable voz con unas interpretaciones que dejaron a más de uno sin respirar. El público malagueño la adora y eso se respiraba en el ambiente, antes, durante y sobretodo después del espectáculo.
Yo me voy a querer fue el tema escogido para abrir la noche. Y esa es la Diana que destacó, la que viene a quererse y a querer al mundo. Y antes de que pudiera terminar la canción, el público se puso en pie aplaudiendo sin freno y feliz del reencuentro con su musa. Miradas fugaces, besos y sonrisas dejaron entrever la complicidad entre la artista y sus seguidores. Familia, amigos y un buen puñado de enamorados no dejaron de piropearla en toda la noche. Diana no se dejó atrás ni uno solo de los temas de su nuevo álbum, porque como ella misma dijo, vino a presentar lo mejor de ella, su nueva creación. El tema Los niños no, escrito por la propia Diana y Domi del Postigo fue el primer plato fuerte de la noche. El tema es delicado, trata de la protección a la infancia y Diana lo interpretó con una pasión desgarradora, la cual provocó que más de uno y ella misma terminaran con lágrimas de emoción. Siguió presentándonos un trabajo con el que ha experimentado con distintos registros y estilos musicales, eso si, sin perder su preciado tono de voz. Diana jugó a ser otras personas, sin dejar de mostrar en todo momento lo mejor de su arte y de ella misma. Por momentos, apareció una Diana con rabia sobrehumana, con temas como El Perdón, con el que realmente recorrió el alma del auditorio presente. Vimos a una Diana atrevida, valiente, carnal, vestida de rojo brillante interpretando temas pasionales como el tango Haz conmigo lo que quieras o el positivo tema Que sí, que sí, que sí. Realismo y afirmación en todo momento, aun interpretando temas íntimos como Desnuda vengo aquí. Y a la malagueña se le ocurrió preguntar, infinitamente emocionada: ¿Qué os está pareciendo? La respuesta del público fue unánime, esta nueva Diana Navarro enloquece más si cabe. Y es que Diana tiene mucho que ofrecer y es capaz de atreverse con una impecable versión de Dark Paradise de Lana del Rey, enfundada en negro y con una fuerza bruta en el escenario, con la cual nos hace trasladarnos a un tiempo y un lugar distintos. Para casi terminar, interpretó La Reina de Occidente de forma majestuosa, el tema de base electrónica mezclado con la dulce mirada e interpretación de Diana fue un choque de titanes.
Y se fue para volver, porque su público quería mucho más. Para despedirse, Diana Navarro nos regaló unos temas preciosos, intensos e irrepetibles: primero una delicada versión de Mujer contra mujer para pasar a interpretar una copla con tanta fuerza como La Loba. Y la noche no quedó así, su público le pidió Sola, el tema con el que saltó a la fama, y por enésima vez, lo interpretó elegantemente. Aún le quedaba voz para conmover con una saeta a la Santísima Virgen de la Trinidad y despedirse con un tema estrella: Me amo y me acepto completamente. Ahí quedó eso.
Diana Navarro, voz
Ignacio García, guitarra
Francisco Salazar, piano
Faiçal Kourrich Ben Taieb, violín
Antonio Jurado, batería