Festival Terral 2013. Teatro Cervantes. 29/06/13.
Texto: Carmen Titos | Fotos: Javier Albiñana / TC
El espectáculo es una triunfal experimentación a partir de los sonidos americanos, pero también nos regala algunos de sus más conocidos temas flamencos.
El Cigala presenta su último trabajo discográfico, Romance de la luna tucumana en un Teatro Cervantes lleno. Tras el disco Cigala & Tango (2010), el cantaor sigue por la senda del repertorio americano. En sus viajes a Argentina, Diego descubrió el repertorio de Mercedes Sosa y se hizo fan de la cantante tan presente en su andadura, “es una de mis ídolos directamente”, apuntó el flamenco en una entrevista en enero de 2013 en Madrid.
En la misma entrevista, el artista confesó: “Mis temores eran..., ¿después de Cigala & Tango, qué?”. Lo que viene, lo nuevo, la innovación, se despliega en la primera parte del concierto. Las simples cosas, de Mercedes Sosa (“El amor es simple y las cosas simples las devora el tiempo”), es la primera que tenemos el placer de oír. Después Naranjo en flor y Siempre París de los hermanos Expósito, la desgarrada Por una cabeza de Gardel; o el tema de Atahualpa Yupanqui tan interpretado por Mercedes Sosa que da nombre al disco.
La letra de Siempre París que habla de una mujer, actriz, “strip tis”, un burdel y París, “me chocó como flamenco que soy”, explica El Cigala antes de cantarla, que decidió incorporarla como amante de la música que también es.
Sobre Milonga de Martín Fierro, El Cigala contó en la entrevista que le sorprendió al verla en la película de1968 y decidió sacársela de inmediato. “Mas si me pongo a cantar. No tengo cuándo acabar. Y me envejezco cantando: Las coplas me van brotando como agua de manantial...”.
Los mareados con su emocionante arranque de guitarra española-morisca, el grito inicial de “¡RARA!” y el estribillo de “amor, pesar, dolor”, atrapa.
Este agradecido regocijo en la música tradicional argentina tiene un toque único: va impregnado por la personalidad y creatividad de la voz rota del cantaor, y además, también contribuyendo a dotar de un cuerpo propio, está el sello sureño twang a cargo de la Gibson 295 del guitarrista Diego García.
Gracias a Andrés Calamaro, El Cigala conoció a su nuevo guitarrista Diego García. Fue en México, en un encuentro nocturno efímero pero certero. Los sonidos que Diego García ha aportado al disco son los propios de su personalidad musical, a partir del estilo americano denominado “twang”. El twang es el sonido americano de los años 40, anterior al rock, más cercano al blues, al jazz y a las guitarras de Nashville. En su guitarra Diego utiliza mucho el trémolo y el característico twang, por tanto no se trata de una guitarra eléctrica estridente, sino bluesera profunda de punteo vibrante. Sobre la unión con El Cigala, el guitarrista apunta: “La fusión del sonido de guitarra dulce, que parece hawaiano, con la voz flamenca, casa muy bien”.
El Cigala le dejó libertad creativa al Twanguero: “Diego me dejó hacer..., nunca me pidió nada que a mí no me apeteciera”, y su aporte con la guitarra eléctrica trae un toque especial. El sonido cubano también impregna el disco con los percusionistas Isidro Suárez y Changuito y su contrabajista de confianza y amigo de siempre Yelsy Heredia.
La cantante Adriana Varela participa en el tango de Carlos Gardel Por una cabeza, en el disco, aunque la voz femenina no estuvo en el Teatro Cervantes. Ella opina en la entrevista: “Diego es... o El Cigala, es un cantaor genuino, esencial, que puede arribar a un montón de géneros [...] él arriba a todas las músicas, en castellano por supuesto, que le gustan, y eso me parece extraordinario sin perder su esencia, siempre dándole el sello del flamenco, el sello español, bueno el del gitano, que es lo que más nos gusta y nos emociona”.
El Cigala, después de su anterior trabajo Cigala & Tango (2010), quería buscar un sonido nuevo, y ya lo tiene, pero el público tradicional aferrado a la sonidos ya reconocidos por su oído grita más de una vez implorando por Lágrimas Negras.
No canta el tema “Lágrimas Negras” esta vez. Pero si otros temas conocidos de sus anteriores discos: Cigala&Tango, Dos lágrimas y el propio Lágrimas negras. Como las emocionantes Alfonsina y el mar de Mercedes Sosa y Corazón loco de Antonio Machín. “¿Cómo se pueden amar dos mujeres a la vez y no estar loco...?”.
“Hace poco que nos dejó...”, empieza El Cigala y no hace falta que continúe para que alguien grite: “¡BEBO! ¡OLÉ!”. Con mucho sentimiento, “Inolvidable” estuvo dedicada a su compañero de siempre y gran amigo, el difunto pianista cubano Bebo Valdés.
No faltan el poema de Rafael Alberti Se equivocó la paloma y la juguetona canción La bien pagá (“Ná te pido, ná te debo”), interpretada con gracia por músicos y cantante. También se hace presente a Camarón: “Los ríos se van al mar y el pobre corazón mío detrás del tuyo se va”.
Acaban todos de pie con flamenco, quejío a capela, palmeo y salida por bulerías. La nieta subida al escenario y el cubano Dan Ben Lior taconeando con muy poco arte flamenco pero con mucho humor y guasa.
El Cigala es sentimiento puro y profundo, letras inmortales. El Cigala es de la tierra, de cualquier tierra: argentina, cubana o gitana, de lo hondo, de sangre, de raíces; de lo que entra por el oído y se queda en el alma.
Voz: Diego el Cigala
Guitarra: Diego García 'El Twanguero'
Piano: Jaime Calabuch 'Jumitus'
Contrabajo: Yelsy Heredia
Segunda guitarra: Dan Ben Lior
Percusión: Isidro Suárez y José Luis Quintana 'Changuito'