13/09/2015. Teatro Cervantes.
Texto: Elisabet González Muñoz | Fotos: Daniel Perez / TC
El Teatro Cervantes se llenó la tarde del domingo para recibir con los brazos abiertos a una de sus hijas predilectas. Pasión Vega vino a presentar en directo su último trabajo, dedicado al desaparecido Carlos Cano. La artista malagueña ha demostrado durante su trayectoria musical un amor incondicional al compositor y poeta granadino, utilizando sus obras, su carisma y su calidad artística como fuente de inspiración. Tanto es así, que le ha dedicado un álbum entero, Pasión por Cano, el que cuenta con las versiones más íntimas y personales de algunos grandes temas del cantautor andaluz. Un suave rumor de olas y la voz enérgica de Carlos Cano introdujeron un concierto cargado de pasión y la elegancia escénica de la artista malagueña. Inigualable, cuando se trata de ella.
Los eternos temas de Carlos Cano fueron desgranados por la potente y seductora voz de Pasión Vega, como siempre, de forma magistral. Vestida de negro, empezó con el animado tema Danzón del Corazón que interpretó con una fuerza que encandiló al patio de butacas. Carlos Cano creaba canciones de cosas sencillas, del día a día, de la vida cotidiana y de sus gentes. Y de eso habló el siguiente tema que pudimos disfrutar, Alacena de las monjas. La alegría duró poco. Desde gran parte del público empezaron a oírse gritos quejándose del mal sonido que llegaba, sobre todo a las partes altas del teatro. La artista, como tal, pudo paliar una situación que de todas todas se hizo incómoda. Una amplia sonrisa en el diván y una puesta en escena embriagadora con El último bolero hizo que el público se entregara de nuevo.
El acompañamiento orquestal escogido fue el complemente perfecto a la siempre personal interpretación de la artista. De sobras sabemos que Pasión es querida en su tierra y eso se percibía en el ambiente. A cada momento, recibía piropos, ánimos y aplausos. Pero antes de la mágica Sonata de la Luna de Marrakesh, volvieron a irrumpir los gritos del público ante los problemas de sonoridad. El esfuerzo vocal de la artista y el sudor de los técnicos de sonido solucionaron las dificultades, aunque por momentos parecía que incluso se suspendía el concierto. Fue una lástima ya que Pasión, normalmente tan entregada a su papel y a sus temas, se la vio en algún momento bastante preocupada. Eso si, con la versión de La Bién Pagá puso en pie al Cervantes. Ahí ya estaba la genuina Pasión Vega, la que llora cantando, la que lleva la voz hasta el límite y la que se ríe a carcajadas hasta estremecerse. Se despidió interpretándola en todo su esplendor y dejando al público con la emoción a flor de piel.
En la segunda parte del concierto aparece cual diosa romana, de blanco impoluto y prosigue sin más altibajos. María la portuguesa es interpretada por Pasión para explicar al público el estilo costumbrista de Carlos Cano, creador de canciones de las historias ocurridas en el tiempo que le tocó vivir, creador de historias de sucesos. Entusiastas ambos artistas, la cantante malagueña ensalza el tema Luna de Abril, para hacer un cántico a la libertad y para dedicárselo a su hija Alma. Se vuelve a ver a la Pasión sentimental, con una interpretación exquisita de Esperando las Golondrinas.
Todavía le queda mucha pasión a Pasión, y voz. Dedica a su familia y a Maria Dolores Pradera el tema Aires de Cuna y con él empieza a despedirse. Es el momento de hacer justicia a su querido Martinez Ares: por enésima vez, María se bebe las calles suena en el escenario como un himno de libertad y presenta Soy del Sur, el único tema inédito del álbum. La despedida fue por todo lo alto: la copla vivirá eternamente por temas como este, dijo la artista, antes de deslumbrar con sus Ojos Verdes. Y aún pidió al público que cantara y bailara con las Habaneras de Cádiz. Y el público se levanto, bailó y aplaudió y pidió más y más hasta que Pasión no se pudo contener. Como malagueña salerosa que es, con su intensa versión dijo hasta la próxima. Nos deseó salud y larga vida. También para ella, para que siga deleitando al público con esa brillante voz y saber estar.
Ver también la última crítica de Pasión Vega haciendo clic aquí
Pasión Vega: voz
Josué Santos: piano, flauta travesera y saxo
José Vera: contrabajo
Josete Ordoñez: guitarra española
Raúl Marqués: guitarra portuguesa, trompeta, acordeón y shakers
Mario Carrión: batería
Roberto Jabonero y Milena Fuentes: violín
Jaime Huertas: viola
Pere Caldés: violonchelo