25/06/2018. Festival Terral 2018. Teatro Cervantes.
Texto: Mikel Villar | Fotos: Daniel Pérez / TC
En petit comité
Es difícil competir contra un partido de la selección española de fútbol en todos los televisores de la ciudad, pero con un escaso medio aforo del patio de butacas y 15 minutos de retraso, una aparentemente sobria Ala.ni repasó en el Teatro Cervantes los temas de su primer álbum You&I (2016).
Acompañada a la guitarra eléctrica por Thomas NaÏm (no confundir con el “triunfito”) y en ocasiones tocando ella la acústica y tras la habitual apertura con Cherry Blossom, la sobriedad desaparece y surge la niña pequeña que va a pasarlo bien encima del escenario. Mucha risa y sonrisa, bromas y chanzas sobre el futbol, regulo el micrófono, me levanto, me siento, coloco la silla, la quito… y por favor, que me quiten el aire acondicionado que tengo frío.
Pero sobre todo su voz. La mejor cualidad que Ala.ni posee y que aunque no estuvo en todo su esplendor, llena el ambiente de ternura y melancolía que lleva a sonidos de otras épocas, de películas en blanco y negro, de bares con piano en la esquina llenos de humo o de la pizpireta Judy Garlang por el camino de baldosas amarillas Over the rainbow.
La británica de ascendencia antillana, comenzó su carrera como vocalista de Andrea Bocelli, Mary Jane Blige, Blur o Damon Albarn, quien le animó a iniciar su carrera en solitario y sus influencias van desde la gran Billie Holiday hasta el cine musical norteamericano de los años 40 y 50. Sus canciones se mueven en el terreno del jazz y el soul más pausado, con excesiva sencillez compositiva y mínimos arreglos salvo alguna excepción como en Roses&Wine donde un ligero beatbox recuerda el acompañamiento final de trompetas de la canción en el álbum, pero en ocasiones se lanza hacia otros derroteros, como con la versión de Run, Shaker Life del gran Richie Havens, donde lleva su voz a tonos desgarrados y a otros registros mucho más interesantes y donde parece que podría desarrollar mucho mejor su gran potencial.
Pero sobre todo se lo pasa bien encima del escenario, con cierta frivolidad y siempre risueña improvisa letras con textos incluso en español “Shoy felij”, anima al respetable a acompañarla en los coros con el clásico intercambio yo canto y tu repites “Oh yeah”, o habla de la muerte en To the river, curiosamente su canción más divertida y animada.
El concierto se hizo corto, apenas 70 minutos, remató con un único bis en solitario y sin el acompañamiento de la guitarra, con el que descubrió uno de los nuevos temas que está preparando para su segundo álbum, aparentemente muy en la línea del primero.
La cálida y a veces desgarradora voz de Ala.ni no transmitió todo su potencial, pero frente a 22 tíos en pantalón corto detrás de un balón… que cada uno decida.
Enlace al concierto de Ala.ni en el Festival Jazz sous les pommiers 2017 (Coutances. Francia).
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