Teatro Echegaray, 17/10/2012.
exto: Carlos Guerrero | Fotos: web José Carra Trio
El José Carra Trío presenta su álbum "Ewig" en el Teatro Echegaray. Llegamos con el cuerpo calado por la lluvia y costó entrar en calor, y eso que la sala estaba caliente, había ganas de jazz. No cabe duda de que el pianista malagueño atesora música y jazz en los dedos, lo ha demostrado en escenarios de la ciudad y extramuros así como en los seminarios que imparte, mas estuvo carente de fuerza.
La formación se completó con Dee Jay Foster al contrabajo y Ramón Prats a la batería, mismo trío que figura en los créditos del álbum que presentaban: Ewig o “para siempre” en su traducción del alemán al español.
Carra es sutilmente elocuente y sosegado en su discurso. Domina la melodía y la envuelve con una lectura muy personal, a caballo entre un jazz moderno, que no prescinde de sonidos y giros aprendidos de los grandes del género, y una visión más escolástica resultado de sus años de conservatorio. Gusta de crear ambientes, pinta emociones y las perfila con una mano izquierda siempre acertada e imaginativa en la elección rítmica y armónica. Su conexión con Prats era evidente sin apenas mirarse, pero Foster estuvo aislado en medio del escenario. Faltó liderazgo en el trío, faltó agógica y dinámica, faltó un punto álgido tan necesario para volver al reposo y así crear el infinito bucle de subidas envolventes y bajadas vertiginosas que nos da la montaña rusa del jazz.
Ramón Prats mostró su destreza con las baquetas. Estuvo en el corte, hábil con los recursos improvisatorios, siempre soleando y en su sitio, respetando el protagonismo de sus compañeros pero adornándolos (nos recordó a Brian Blade por momentos). Gustó su solo, surgido del silencio, y conviviendo con él fue dueño del tiempo, rico en lo rítmico y lo melódico, sin excesos. Pero la sección rítmica no dio muestras de complicidad, no hubo química ni se buscaron sus componentes. Sorprendió que Foster estuviese tan pegado a la partitura, a la que no quitó ojo excepto en un par de temas, máxime cuando él mismo realizó la grabación del disco. No se me malinterprete, no es que crea que la partitura coarte, sin embargo los mejores momentos del contrabajista llegaron cuando cerró los ojos e interiorizó su música. Sabida es su correcta elección de notas cerca de la cejilla, prescindiendo de alardes personales en pos de la nitidez armónica y una base sólida sobre la que cimentar la música del trío, pero divagó en los solos con una afinación dudosa y unas líneas repetitivas y poco acertadas.
El concierto alternó temas firmados por la formación con versiones. Entre las composiciones propias destacaron Ad astra per aspera, pieza atmosférica vista a través de un caleidoscopio armónico; y Ewig, tema intimista que, como ya mencionamos, da nombre al disco. En el repaso a las creaciones ajenas sobresalieron Dedicated to you (en este caso dedicado a nosotros por el pianista), dramático, calmo y redondo, My favourite things, Caetano y una Poinciana que sirvió de bis y cierre de la velada.
Es el José Carra Trío un conjunto de largo recorrido, por lo ya avanzado y por lo que, a buen seguro, le queda por recorrer. Nos alegramos desde aquí, al igual que hiciera Carra en directo, por la acogida que tuvo su concierto en el Echegaray. Quedamos atentos a su devenir y saborearemos su "Ewig", poco a poco, descubriendo nuevos matices en cada escucha y complaciéndonos con su concienzuda elaboración, como los buenos guisos, a fuego lento.