08/11/2014. XXVIII Festival Internacional de Jazz de Málaga. Teatro Cervantes.
Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Daniel Pérez / T C
Chano & Josele pone punto y final al 28º Festival Internacional de Jazz de Málaga con un concierto íntimo y mestizo que deja buen sabor de boca.
Su encuentro estaba predestinado, defiende David Trueba. Fue en Nueva York, no en el estrecho, donde se juntaron las corrientes del Atlántico y del Mediterráneo, de Cádiz y de Almería, de Chano Domínguez y del Niño Josele. Aguas flamencas que se mancharon de jazz, se volvieron más turbias y más densas. Eso que para los ortodoxos es un sacrilegio, para estos dos músicos es la manera natural de crecer, de expresarse y de sentir.
Tuvo que ser en la urbe cultural de Estados Unidos donde, tras una sesión de improvisación entre amigos, ambos músicos fraguaron este proyecto bajo el auspicio de Trueba, y dieron forma, sin quererlo, a su álbum Chano & Josele. Ya la conjunción copulativa anglófona nos habla de lo que nos vamos a encontrar al escucharles: flamenco y jazz, jazz y flamenco, Chano y Josele, Josele y Chano. Ninguno prevalece, son un feliz binomio. No se entiende el directo del uno sin el otro, y su música es reflejo de la aleación perfecta que los ha unido; los solos se entremezclan con melodías a cuatro manos sin que uno pueda dejar de escuchar a ambos para entender el mensaje. Si acaso podemos atisbar una leve dependencia de Josele en los momentos más jazzeros: Chano le reta y la guitarra entra al quite, pero cuando no hace pie vuelve al refugio más flamenco, cerca de su orilla natal. Es de admirar, de cualquier forma, la manera de encarar el reto por ambas partes, su música desnuda, alejada de atavismos y clasificaciones, sin banda que les proteja, llega, emociona y seduce.
Esta vez sí, el Teatro Cervantes se llenó para la ocasión. Sin duda, los grandes nombres atraen al público, más allá de la fidelidad al jazz de su propuesta. Por suerte para algunos y desdicha para otros, el jazz da cabida, es género ambiguo en esencia, surge de la mezcla y en la fusión encuentra una de sus vertientes más fecundas. Pero son malos tiempos para ir a taquilla, y no muchos quieren prestarse a esta fórmula que no asegura beneficios. Estos dos se atreven con todo, y damos fe de que no les ha ido mal. Tras estrenarse hace unos meses en el festival de jazz de Vitoria, recalan en Málaga para clausurar el 28º Festival Internacional de Jazz de la ciudad.
En concierto tocaron su disco. Empezaron con Django, siguieron con Because de Lennon y antes del saludo al respetable por parte del pianista gaditano interpretaron su versión del Je t’attendrai de Michel Legrand. Se quedó el guitarrista solo sobre el escenario para regalarnos una sentida Alma de mujer, y así dar paso a ¿Es esto una bulería? al piano de Chano. Deconstrucción del palo flamenco que trajo los mejores momentos jazzísticos de la noche. Siguieron Rosa y Olha María como guiños a Brasil para acabar con un recuerdo al más grande, a Paco. Ambos colaboraron con el genio de Algeciras tristemente desaparecido, y no quisieron desaprovechar la oportunidad de rendirle homenaje con Canción de amor.
Se acabó el 28º Festival Internacional de Jazz de Málaga con un fuerte sabor local y el amargo en el paladar que deja la poca asistencia de público en varias de las citas. Esperemos que la longevidad del certamen deje en anécdota lo que podría ser un mal endémico si no se ataja pronto.
Larga vida a la música, larga vida al Jazz.
Chano Domínguez – piano
Niño Josele – guitarra