Teatro Cervantes. XXVI Festival Internacional de Jazz de Málaga.09/11/12
Texto: Daniel Lozano Marín | Fotos: Daniel Pérez / TC
China Moses exhibe estupendas credenciales. Es una vocalista sofisticada y pujante, que cuida tanto su presencia escénica (ropa escogida, altos tacones) como su estilo interpretativo, en el que se percibe la huella de Etta James, Billie Holiday y, sobre todas ellas, su adorada Dinah Washington, a quien dedicó su disco de 2009, This one’s for Dinah.
La cantante llegó al Cervantes para la presentación de su nuevo y flamante disco. Crazy blues presume de un swing imparable y contiene el respetuoso recuerdo de muchas ‘clásicas’: Mamie Smith, Helen Humes, Lil Green, Ma Raine, Esther Phillips, Nina Simone, Janis Joplin, Etta James, Ann Peebles y Donna Summer son además de Dinah las homenajeadas.
A China Moses le acompañaba el pianista y su Trío, en el que están Fabien Marcoz al contrabajo y Jean Pierre Derouard a la batería. En líneas generales el concierto fue exquisito, elegante y sin extraños al género que representan. Reunió todos los ingredientes para que así fuera: una diva donde la sensualidad y la verdad respiran en una misma voz, un pianista que lidera desde la tranquilidad y el buen hacer del papel de arreglista del disco que presentan, un baterista que sabe acompañar (que no es poco) y un contrabajista con un sonido espectacular y una afinación deliciosa. A todas estas cualidades individuales le sumo una colectiva: buen gusto en cada frase, motivo, sección o tema del concierto. Respecto al sonido, el volumen fue el adecuado para un concierto de blues, estableciendo el rango de dinámica necesario para ir desde una caricia hasta el temperamento inherente del mismo. Sólo hubo una pega casi imperceptible, una saturación en el altavoz izquierdo (mirando al escenario) en los primeros minutos del concierto, coincidiendo con la ejecución del pianista en el registro grave de su instrumento.
Relación a los efectos primó la naturalidad sobre el artificio, y esto se tradujo en un uso escaso de reverberación (incluso la voz propuso un sonido crudo, libre de efectos). No fue mala elección, ya que a una buena voz no le hace falta aditivos, y menos cuando eres capaz de sostener la seda y la miel en cada final de frase, encontrando el lugar exacto para reconciliar el último hilo de voz con el comienzo del silencio, y eso cualquier reverberación, por muy buena que sea y muchos algoritmos que ejecute, no lo mejora.
China Moses y los suyos interpetaron temas de su nuevo disco, tales como Why don't you do right, Crazy blues, Cherry wine, Hot stuff, You're criying, Work song, I just wanna make love to you o Closing time, con el objetivo de lanzarlos en forma de dardo al corazón de los asistentes, según palabras de la propia artista. A este repertorio añadieron una composición propia, The mailman, the butcher and me, dedicada a diferentes personajes masculinos del blues y donde la cantante mostró guiños de su ardiente humor, recordando “el bien que hicieron aquellos hombres que llevaban la leche a casa y también el de los carniceros que sabían cómo tratar la carne”. Todos estos temas fueron llevados de un lado a otro sin aspavientos ni excesos, siempre con la sensualidad, el tempo justo, y la sobriedad de una banda que estaba dispuesta a arropar a una voz que se antojaba deliciosa. Todo un postre para nuestros oídos y un recital de buen blues, un género que no podía faltar en este festival, como raíz del jazz que es.