10/03/2014. Teatro Cervantes.
Texto: Carlos Guerrero | Fotos: TC / web
Si al entrar al teatro nos hubieran dado unas palomitas y unas cocacolas habrían venido muy bien.
Desde la creación de la orquesta en 1937 por Glen Miller, su música ha viajado por todo el mundo con un espectáculo de variedades basado en el swing que contenta a todo el mundo y decepciona a los exigentes. Los vientos de la big band afinan, tienen gusto y suenan empastados, prueba de ellos los bellos corales que nos dejaron. Los cantantes y las irresistibles Andrew sisters lo hacen de cine, de película americana de efectos especiales impactantes. Los bailarines del Jiving Lindy Hoopers ballet brincan y hacen piruetas que nos endulzan la vista. Y todo ello se sucede a un ritmo vertiginoso, sin lugar para el aburrimiento. Pero el formato del espectáculo es de fast food. Hamburguesa a precio de entrecot, reflejo de la oferta gastronómica actual donde el más pintao te clava diez euros por un burguer deluxe. Manda la ley de la oferta y la demanda y el teatro presentaba tres cuartos de entrada.
En unas dos horas de concierto con descanso incluido, la Original Glen Miller Orchestra dirigida por Ray McVay interpretó más de treinta temas: American Patrol, Candy man, Stringed Pearls, Pensilvanya 6-5000, Moonlight serenade, New York, Perfidia y Tuxedo Junction entre otros himnos en versión radio edit. Muy bien ejecutados, pero faltos de alma. Tan sólo en Red army cavalry march se olvidaron del reloj y ofrecieron un desarrollo, unas secciones y unos solos a la altura de las piezas y de las interpretaciones. Como el profesor que exige al alumno consciente de su potencial, no debemos conformarnos con un espectáculo sólo correcto, mutilado por la desidia que produce lo monótono, lo interpretado de igual manera una y otra vez, por lo manido de las bromas para sacar la carcajada fácil del público, por la ausencia de espontaneidad.
Tras el solo de batería (de lo mejor de la noche aunque premeditadamente excesivo) llegó el esperado bis, In the mood, el gran hit de Miller que se apoderó del número 1 de la Billboard durante trece semanas seguidas allá por los años 40.
Quizá la culpa sea mía, por ir a cenar al McDonald’s. Lo que duele es tanto kétchup cuando la carne es buena.
The Irresistibles Andrews Sisters y The Jiving Lindy Hoppers Ballet
Director Ray Mcvay