Festival Terral 2013. Teatro Cervantes. 06/07/2013.
Texto Sonia Roselló | Fotos: Daniel Pérez / TC
Nina Simone, de quien Luis Lapuente (Radio 3) dijo que fue "imponente, iconoclasta, irreverente e irreductible", renace en el Teatro Cervantes.
El pasado sábado seis de julio la cantante Malia ofreció un homenaje a Nina Simone titulado Black Orchid.
Malia nació en Malawi en África oriental, debido al racismo y la segregación que sufría este continente tuvo que exiliarse a Londres. En Londres comenzó a trabajar en un restaurante donde se escuchaba Jazz; allí tuvo su primer encuentro con la música que ella denomina “la música del alma” y que pasó a convertirse en la banda sonora de su vida.
Malia comienza a escuchar a Billie Holiday, Bessie Smith, Ella Fitzgerald... y la propia Nina Simone entre otras, convirténdose estas artistas en un punto de referencia para ella, hasta tal punto que sus canciones y sus letras le hicieron sentir más fuerte y orgullosa.
La cantante decidió hacer este homenaje ya que con el tiempo ella se sentía mas madura y capacitada para profundizar y entender mejor las letras de Nina Simone que van más allá del lenguaje.
El espectáculo se desarrolló de forma muy personal, muy minimalista, al máximo, versionando las letras de una forma fresca y natural y acompañada de percusión y piano.
El publico pudo disfrutar de temas como My Baby Just Cares for Me, I love you Porgy, Feeling Good... que la artista trató con mesura y delicadeza dejando ver sus raíces africanas.
Me gustaría resaltar la interpretación de Malia trasmitendo un sentimiento puro, acompañado de una tesitura de voz perfecta, en el tema Four Women.
Ella denomina a Nina Simone “su mentora” y la considera infrecuente, mística, con una personalidad muy fuerte proveniente del mundo negro, de ahí el nombre de este homenaje Black Orchid.
Al fnalizar el espectáculo Malia se dispuso a frmar autografos de sus CDs derrochando simpatía y cercanía con todo su público.
Voz: Malia
Piano y kalimba: Alexandre Saada
Guitarra y contrabajo: Jean-Daniel Botta
Batería y kas kas: Laurent Sériès