Nov 10 2012

Teatro Cervantes. Málaga. 07/11/12

Omar Sosa y Paolo Fresu en el escenario del teatro cervantesAlma cubana a la italiana

Texto: Daniel Lozano Marín | Fotos: Daniel Pérez / TC

Omar Sosa y Paolo Fresu abrieron la segunda jornada del XXVI Festival Internacional de Jazz de Málaga en el Teatro Cervantes. Ambos músicos ofrecieron buena muestra de su álbum conjunto Alma, en el que el compositor y pianista cubano y el trompetista sardo combinan sonidos acústicos y electrónicos en una interesante yuxtaposición de ritmos latinos y vigorosas improvisaciones.

El escaso público que asistió al concierto pudo disfrutar de un espectáculo de gran riqueza tímbrica, sumergida en una constante evolución del sonido a través de diversas técnicas y efectos.  Hubo momentos de gran lirismo y emoción a lo largo del paolo fresu interpretando con la trompeta en el concierto del miércoles en el cervantesconcierto pero también hubo otros en los que faltó empaque en la estructura en favor de la improvisación, lo cual aportó frescura al mismo tiempo que en ocasiones resultaba poco fresco e imprevisible. La electrónica fue el tercer instrumento en el escenario en el que en todo momento aportó los dos elementos claves de la propuesta de este dúo: evolucionar el espacio y el timbre, dos de las cualidades del sonido de mayor interés en la música del S.XX.

Al lado del piano avanzaba el tímido humo del incienso que ardía con el sugerente fin de mostrar junto a la música la atmósfera tan especial que estaba por llegar. El concierto comenzó con una introducción de Omar Sosa efectuando un "damping"sobre las cuerdas del piano para dar paso a Paolo Fresu a la trompeta, ejecutando al mismo tiempo el pianista cubano una nota pedal sobre Do, recurso en el que insisten a lo largo de toda la noche. Luego entró el rhodes y más tarde el fliscorno para comenzar la exposición del tema, basada en una escala en modo frigio, que aportó el exotismo de la primera canción del concierto. La reverberación iba en aumento a medida que el tema avanzaba sobre un insistente motivo melódico en compás de 3/4. Ahora el fliscorno consigue evolucionar su timbre hacia un sonido más rico en armónicos y con un significativo recorte en frecuencias. Para ello es el propio músico el que manipula los efectos con sus propias manos hasta llegar al sonido deseado.

omar sosa al piano con un gesto de complicidad hacia el trompetistaTras un final efectivo y atractivo llega el segundo tema, construido a partir del tono de Fa. Destaco por encima de todo la melancolía que asoma desde el escenario. La voz del pianista es un elemento melódico que aparece en determinados giros a modo de melodía secundaria, como refuerzo de la melodía principal  (como color). Le sigue un tema más rítmico donde el eco programado es el que articula el tempo de esta sección. Le sucede una pedal del trompetista (respiración circular) que junto al eco forma una pedal similar a la que el piano realizaba en el primer tema,  dejando paso a la melodía principal que ahora releva al piano a modo de coda (final) para cerrar este pasaje.

Del tercer tema (sobre el tono de Re) sobresale el carácter percusivo de la pieza. Omar Sosa percute las cuerdas del piano mientras las graba y las pasa por un filtro en tiempo real con el fin de conseguir un timbre lo más percusivo posible que hiciese de loop a lo largo del tema. Luego las cuerdas del piano, ya al natural, se suman también al acompañamiento.  Se integra el viento primero con golpes de mano sobre el instrumento y luego sobre el efecto de un octavador y un generoso efecto de "reverb", abandonado el plano principal para que lo retome el piano una vez más. Comienza ahora una nueva sección basada en los bajos del rodhes, el pad, y un timbre nuevo conseguido por Paolo Fresu, resultado de aplicar resonadores de armónicos y obteniendo un efecto tímbrico rico en armónicos y envolvente, que da paso a un falso final de piano que no resuelve y funciona como introducción del cuarto tema.  Ahora es la disonancia el nuevo color, y esta vez no atañe al plano tímbrico, sino al armónico. Es la trompeta con sordina la que ocupa el  primer plano, que en esta ocasión se articula sobre el centro tonal de Sol menor.  La textura cada vez es más densa (caos) hasta resolver los dos músicos en una contundente homofonía (mismo ritmo, distintas notas) con el deseo de lograr un orden que funciona como contrario al caos anterior.

en primer plano de espaldas tocando el piano omar sosa y al fondo de frente paolo fresu a la trompetaCon la llegada del quinto tema (también en Sol menor) hay un punto de inflexión. Rítmicamente es el movimiento más enérgico del concierto y es la trompeta quien despliega con vigor las escalas con más sabor a jazz de toda la noche. Paolo Fresu nos ofrece sus hermosas cualidades, pasión, sonido exquisito, delicadeza y entrega a lo largo de este número, y sorprende con el empleo de ecos para construir preguntas-respuestas realizadas por él mismo. Más tarde se retira del primer plano, como antes hizo, mediante una buena mezcla de reverb y flanger, con el objetivo de abrir paso de nuevo al piano. Es al final del tema y en el siguiente cuando el pianista muestra a la Cuba que esconde entre sus dedos, y que de forma inteligente va dejando intuir hasta la llegada de una versión muy peculiar del "Manisero", famosa canción popular cubana compuesta por Moisés Simons. Llega de nuevo la exquisitez del sonido y del buen gusto que el dúo sabe sacar provecho de los tiempos lentos. Piden ahora la colaboración del público que en un principio participa tímidamente, pero que luego lo hará de forma notable cuando el pianista se levante con unos shackers hacia el trompeta (dejando los loops activados) para que éste le acompañe al centro del escenario para despedirse del público.  Luego salen y vuelven a retomar el loop que dejaron de fondo para cerrar el tema y abrir con otro nuevo (una balada). La trompeta ahora suena al aire y muestran en este cierre el mayor punto de lirismo del concierto, que logra sobrecoger a gran parte de los asistentes.

Como broche final, de nuevo el trompeta (esta vez sin reverb) obsequia con una nota pedal conseguida con respiración circular, dando la vuelta lentamente a medio escenario hasta dirigirse a la izquierda del pianista para efectuar, ya sin efecto ninguno de los dos, el final del concierto de forma limpia, intima y cerrada (ausencia de efectos). Un final exquisito como el concierto en sí, que fue más que agradecido y que encajó perfectamente en el festival tras el vértigo y la efervescencia que un día antes trajo Kenny Garrett.

imagen general del escenario del teatro cervantes con omar sosa tocando el piano a la izquierda de la foto mientras paolo fresu canta a la derecha

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