Teatro Echegaray. 15/11/2012.
Texto: Carlos Guerrero | Fotos: web del cantante
El británico Peet Rothwell vino al Teatro Echegaray a traernos swing popero digerible y comercial dentro del ciclo On Echegaray en su “Tributo a Michael Buble”. Para la ocasión se acompañó de una banda de conocidos músicos malagueños en la escena jazzísitca de la Costa del Sol: Javier Forero a la batería, Markus Schneider al contrabajo y al bajo eléctrico, Marcelo Sáenz a la guitarra, Luis René Portellano al piano y Loreano La Peruta y Andy Peacock al saxo y a la trompeta respectivamente.
La banda, de elegante traje oscuro, estuvo a la altura del bolo, pegada a la partitura y sin feeling alguno más allá de las efes y las pés del pentagrama. Hubo cortes en falso, finales atropellados y otras muestras propias de un directo poco rodado. Aún así cubrieron el expediente con tablas sobre el escenario, eso no se les puede negar.
La sala presentaba una pobre entrada para la puesta de largo en la capital del Galés curtido en salas marbellíes. El apuesto Peet se sabe todas las poses para encandilar a su público -féminas en su mayoría- que deseoso de escuchar las canciones de Mr. Buble se consuela con los directos de Rothwell. El gentleman se mostró feroz e histriónico en su ademán, si bien su voz anduvo algo perdida. Un micrófono cargado de ganancia parecía anticipar un certero uso de las distancias pero resultó ser munición de fogueo en manos del cantante. Su afinación es correcta por lo que se puede intuir entre ataque y susurro. La modulación es excesiva y, por lo general, deja la sensación de que debe cantar bien pero es que tuve la mala suerte de no tener un oído sutil. La banda sonó demasiado para las necesidades de la sala, con un bajo y una batería especialmente pasados de decibelios. “Cry me a river”, “Crazy little thing called love”, “Fever” o “Haven’t met you yet” fueron algunos de los temas que se escucharon en un concierto que contó con arreglos bien escritos (cortes impactantes, cambios de armonía atractivos y líneas agradables) pero débilmente ejecutados, no por falta de valía de los músicos, sino por las dudas causadas por la falta de ensayo previo.
Fue, en definitiva, un concierto agradable para la parroquia pero insuficiente para los no creyentes. Seguro que músicos de la talla de los allí presentes pueden mejorar la versión de lo ofrecido el jueves en el ciclo de los talentos malagueños, lo sabemos de sobra, de tantas veces que disfrutamos con alguno de ellos. Porque sabemos de sus aptitudes esperamos más actitud.
Peet Rothwell, voz
Javier Forero, batería
Markus Schneider, contrabajo y bajo eléctrico
Marcelo Sáenz, guitarra
Luis René Portellano, piano
Loreano La Peruta, saxofón
Andy Peacock, trompeta