Texto: Pedro Barrientos | Fotos: Javier Braojos
El musical Mamma mia reúne todas las cualidades que se exigen a un espectáculo para congregar a las masas. Ávidos grupos de personas clamando por la desconexión con la rutina.
Con un argumento dirigido a no estrujarse los sesos y sin tramas sutiles. Formato muy utilizado y que a la vista, funciona para el fin que persigue.
Una chica joven (Sophie) , que se va a casar, vive en la esperanza de conocer a su padre. Su madre mantuvo una relación amorosa con tres hombres diferentes en la época en la que Sophie fue concebida, por lo que la trama gira en torno a las confusiones que se crean cuando la chica invita a estos tres hombres a su boda, con la esperanza de desenmascarar el entuerto, creando situaciones divertidas y sentimentales.
Todo esto potenciado con una puesta en escena meticulosa, cuidada y eficaz en los cambios de espacio. Mucho movimiento que no deja descanso, un ritmo adecuadamente estructurado con momentos de fácil asimilación.
Las personas que trabajan en este montaje están muy bien dirigidas, se muestran seguras en todos los cometidos: coreografía, luces, sonido, canto, música, atrezzo, etc.
La protagonista Georgina Llauradó, da a la perfección la planta de chica sensible, con voz hablada de buena dicción, aunque un poco sobreactuada. Cantando se defiende con una voz algo plana, aunque bonita y afinada. Se mueve
físicamente con soltura, y su faceta actoral no sobresale, aunque desprende encanto personal.
Álex Casademunt , el novio, acomete su papel con energía y entusiasmo. Creo que el hecho de aparecer mucho en televisión, da ese aval necesario para tener oportunidades, y definitivamente ayuda bastante a llenar aforos.
La madre de la novia Donna (Mone) es una veterana actriz y cantante, con una buena dicción, voz bonita y bien moldeada . Hizo un par de números envolventes y captadores de atención.
En el elenco hay nombres con muchas horas de teatro, como Marta Valverde, que redondea un papel divertido, la tía Tanya.
La música esta muy bien llevada por Arnau Vila, con una coordinación envidiable. El sonido, atronador, a veces estuvo a la altura de las circunstancias y movió a animar, aun más al público.
Me quedo, sin embargo con la idea que siempre estuvo clara: Cumplió su misión, a secas.
Digo algo: El poder de convocar en igual medida y condiciones, (es decir, el grueso público paga cincuenta euritos sin rechistar, para comprobar densidades diferentes), es un ideal, por ahora irrealizable. Algo muy importante debe pasar.
Tiene que haber de todo y así lo pienso, tiene que haber de todo con diferentes matices y así debe ser.
El mundo gira, y mientras la rotación hace tambalear suaves los cuerpos, los esclavos no cesan de dar a la manivela para que no pare, que no pare nunca.
Esclavos de una obsesión.
Música, Benny Andersson y Björn Ulvaeus con la colaboración de Stig Anderson
Productora origin, Judy Craymer y Richard East
Libreto, Catherine Johnson
Con Mone, Georgina Llauradó, Marta Valverde, Rita Barber, Álex Casademunt, David Castedo, Carlos Segui, Nando González, entre otros.
Directora, Phyllida Lloyd
Director musical, Aranau Vilá