Teatro Cervantes, 01/05/2012
Texto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos: del autor y del Teatro Cervantes
Buen ambiente familiar para la vistosa puesta en escena del clásico de James M. Barrie que pudimos presenciar en el Teatro Cervantes. Brillante espectáculo solo ensombrecido por el uso del play back.
Muchos niños -ilusionados por la magia de Peter Pan, el hada Campanilla y el malvado Garfio- acudieron de la mano de sus padres al musical que nos ofreció la productora malagueña Theatre Properties en nuestro Cervantes.
El guión del musical se basa en la película del año 2003 titulada “Peter Pan: La gran Aventura” y cuenta con una vistosa puesta en escena que incluye varios cambios de escenarios, imágenes proyectadas, uso de laser, iluminación avanzada y efectos especiales básicos, con cierto abuso de la niebla que llegó a molestar a los espectadores de primeras filas.
Los actores estuvieron a un buen nivel, notándose que la obra estaba bien ensayada y que existía poco margen para la improvisación y el error. Buenas coreografías y acrobacias espectaculares fueron las guindas de un pastel que, en general, gustó.
Hay que reconocer el esfuerzo realizado por los actores en esta producción y resulta sorprendente los buenos resultados alcanzados con solo 20 personas en el escenario.
Las canciones del musical están bien construidas, resultando agradables y pegadizas. Ningún desafino se pudo escuchar, normal, ya que el sonido fue un play back de los propios actores, quienes lo interpretaron excelentemente. Por fin entendí que se pudieran programar 3 funciones de dos horas en un mismo día, lo que agotaría a las más fuertes cuerdas vocales. También se produjo un pequeño desajuste del sonido que hizo que los diálogos estuvieran a un nivel de presión sonora inferior a las canciones, dificultando en ocasiones seguir las narraciones. La carencia de música en directo y las diferencias en nivel sonoro fueron las sombras de un brillante espectáculo.
Sin duda que existen diferencias entre este musical “enlatado” y lo que podemos encontrar, por ejemplo, en la Gran Vía madrileña -quien acuda con esas expectativas saldrá defraudado- si bien fue un espectáculo profesionalmente presentado, efectista y resultón, que nos hizo pasar un buen rato a niños y mayores.