Teatro Cánovas. 05/11/2011
Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: José M. Cortés
Pla es un personaje incalificable, irreverente, surrealista, poético, sensible, duro, dulce, incorrecto, cercano o espacial. Depende el verso que cante en cada momento, depende la copla que entone. Depende de tantas cosas que casi se podría decir que, según se encuentre, así sorprenderá de un modo o de otro. Pero lo más atractivo de su figura es que, haga lo que haga, siempre sorprende, emociona, motiva y remueve.
Eso no se puede decir de muchos artistas que ciertamente serán mejores músicos, cantantes, autores, actores... pero nunca serán Albert Pla y eso, visto su talento, su creatividad y su capacidad para generar emociones y levantar al espectador, es una gran ventaja para el protagonista de estas letras frente al resto.
Pla hace de cada canción, simple, sencilla, sin mayores aspiraciones musicales ni complejidades, una historia que todos quieren conocer, apreciar, soñar, respìrar, sentir... Porque Pla, Comelade y la Petita Orquesta Somiatruite hacen de retazos de vals, nanas o melodías que suenan a populares, mundos que van hilvanando constelaciones y que, conforme se van autoconstruyendo rítmica, armónica y melódicamente, modelan universos sin fin y, cada pieza que pasa, abre el camino a un nuevo cosmos inabarcable, paralelo, donde las historias, en forma de letras muestran la enorme poética de Albert Pla, no demasiado común, que puede contener a partes iguales amor, odio, desesperación, optimismo, ánimo, humor, ironía, depresión, tiranía, mala leche y de nuevo dulce lirismo, en ocasiones infantil, a veces pastoral, a ratos ingenuo.Creo que si por el fuera (y a fe mía que podría), haría la canción sin fin; una canción en la que él pudiera pasarse toda la vida cantando-contándonos sus cosas, lo que se le pasara por la cabeza y sintiera a cada instante.
Y aquí si que son importantes Pascal Comelade (con un gran talento musical) y la Petita Orquesta Somiatruite, que ayudan con sus arreglos, sus ambientaciones, sus juguetes sonoros y sus títeres a dar forma y continente a tanto contenido como produce y expele constantemente Pla.
Estos últimos, si bien bastante rígidos los de tamaño humano, dj Crepúsculo y las siamesas Superglue, no desmerecen un ápice el trabajo de los manipuladores, los Farrés Brothers, que demuestran sus habilidades con la manipulación de objetos, globos y guiñol.
De este modo consiguen envolver adecuadamente el regalo que supone la arriesgada propuesta, esa otra dimensión de luces y sombras que es “El país de Albert Pla”.
Albert Pla, voz y guitarra
Pascal Comelade, Piano, pianos de juguete
Ivan Chin, pianitos, Melodica Piano 27/32 y guitarras
David Sáenz de Buruaga, bajo, loops, samples
Jordi Busquets, guitarra eléctrica y española
Farrés Brothers, dj Crepúsculo y Siamesas Superglue