Viernes 11/07/2014. Castillo de Sohail, Fuengirola
Texto: Manuela Abalde | Fotos: José M. Cortés
En una noche más propia de primavera que de verano por la temperatura, pudimos ver a una versión rocosa del ex líder de Los Rodríguez. Rocosa por la exhibición de watios, francamente inesperada, esperándome un espectáculo más dulzón.
Un concierto con una configuración para el público que personalmente no me gusta, con sillas delante y ocupación libre del resto del espacio con lo que los más incondicionales están obligados a ver a su ídolo sin moverse del sitio, así que se pierde un poco de pasión y de calor.
El músico argentino que está promocionando su último trabajo de estudio Bohemio, estuvo en este escenario único en la Costa del Sol.
Es larga ya la carrera en solitario de Andrés Calamaro, a pesar de que más de uno pensaba que el fin de Los Rodríguez supondría el fin del rockero, pero nada más lejos de la realidad, ya que han pasado más de 20 discos en 30 años desde aquel Hotel Calamaro. Un repertorio interminable del que extrajo unos 23 temas incluyendo alguno de Los Rodríguez, algo de los legendarios Burning, e incluso una versión de Walk on the wild side.
Como es lógico no faltaron clásicos del compositor como Crímenes perfectos, Cuando no estás, Maradona, Flaca o Alta suciedad entre otras. Lo cierto es que, sin desmerecer a Ariel Rot o el desaparecido Julián Infante, canciones como Sin documentos o A los ojos sonaron con energías renovadas con la banda de Calamaro, como ya decía antes muy rockera.
En cuanto al estado de Calamaro, nos encontramos con que no abrió la boca en algo así como hora y cuarto, más que para cantar. Eso sí cuando se arrancó se dedicó a hablar esencialmente de fútbol, levantando a los numerosos argentinos presentes en la velada. Aparte de esto, el cantante se le ve justito de voz, sobre todo en las canciones más exigentes, la voz grave y ronca no llega en algunos casos a los tonos más altos. Por lo demás se trata de un espectáculo bastante sobrio el que pudimos ver el pasado viernes.
Como nota curiosa la jam/medley de presentación del grupo, no fue tal hasta que no terminó, es decir cada uno de los músicos tuvo su momento para un solo. El estilo de la base rítmica fue bastante electrónico y poco a poco la improvisación se adueñó del escenario, mostrando lo mejor de cada uno. Muy interesantes las aportaciones del batería y del teclista aunque todos brillaron a una altura similar.
Un buen espectáculo digno de la estrella argentina, que trae recuerdos a los melancólicos y energía para los nuevos adeptos.
Como colofón un pequeño alzamiento del púlico que finalmente rompió con las normas de la organización y que se ensalzó con Alta suciedad. Una pequeña revolución que el propio Andrés Calamaro mencionó y para la que pidió calma.
En definitiva un buen rato, con una completa compilación de estilos musicales, aunque algo regular en sonido.
Lo mejor: lo variado del repertorio manejado en la noche
Lo peor: La escasa voz de Andrés Calamaro en algunos momentos.
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