Jul 15 2013

Fito y Fitipaldis en el Cortijo de Torres

Serenatas de la Luna Joven. Auditorio municipal. 12/07/2013

El Rock and Roll está muerto, o por lo menos en peligro de extinción. Eso al menos es lo que dicen los datos de ventas.

Texto y Fotos: José M. Cortés

Otra cosa es lo que se vio en Málaga, una salud extraordinaria con un público entre 6 y 60 años, sin exagerar, un público muy variado que se entregó totalmente.

Pasaban las 22.30 cuando salían al escenario del auditorio del Cortijo de Torres Fito Cabrales y sus amigos. Fito y los Fitipaldis con una formación de Rock’n’Roll clásico, contrabajo incluido, amén de guitarra, bajo, saxo, acordeón, órgano Hammond y batería. El concierto de Málaga formaba parte de la gira veraniega que está llevando al grupo por el territorio nacional.

Fito y Fitipaldis en el auditorio municipal Hace unos cuantos años ya, cuando oí por primera vez a este grupo, pensé automáticamente que llegaría lejos. Tenía ese punto comercial, unido a letras muy elaboradas y la elección de temas universales. Era como una evolución de Platero y tú hacia un fenómeno de masas en España.

El repertorio abarcó buena parte de la carrera del grupo con el interés añadido de determinadas revisiones de temas que habían sido rehechos por completo para esta gira. Ritmos de jazz, bluegrass, blues y rock clásico fueron y vinieron al antojo de estos músicos que dominan perfectamente. Soldadito marinero en la que el público coreó el estribillo durante un buen rato a la imagen de los grandes conciertos. Repasaron temas como La casa por el tejado, Rojitas las orejas, Antes de que cuente 10 o Que me arrastre el viento. Hubo momento para el recuerdo de Platero con Al cantar que hizo en solitario, muy a la estética Knopfler, por las luces y la imagen proyectada por el cantante. Varios fueron los momentos estelares del recital, como cuando Joserra Senperena y Carlos Raya, emulando a Angus Young en Let there be rock se dieran respectivos paseos con sus instrumentos por entre el público o cuando Daniel Griffin se sentó al frente de la banda con unas cucharitas para tocar 214 Sullivan Street y transportarnos a un club de Nueva Orleans.

Fito y Fitipaldis en el auditorio municipal El público era llamativamente heterogéneo, desde lo más pijo a lo rockero, de lo más infantil a lo más maduro. Está más que claro que a estas alturas Fito y su banda se ha metido en el bolsillo a varias generaciones de público y que consiguieron una buena entrada, aún teniendo en cuenta el elevado precio de las localidades. Sin embargo, esto nos lleva al comentario que está en boca de los asiduos al mercado cultural; no tiene sentido que pretendamos tener una cultura mínimamente saneada teniendo salarios de los más bajos de Europa unidos a los impuestos en cultura más altos. Es cierto, lo que se decía, cuarenta y tantos euros de entrada está un poco pasado, pero teniendo en cuenta impuestos, 21% de iva, más comisiones varias de promoción, organización etc… si lo piensas, ¿cuánto le queda a los que la gente paga por ver?. En fin, mejor dejarlo ahí antes de polemizar.

En definitiva, se vio un concierto muy bien llevado, corto para mi gusto, sólo dos horas, con un respetable absolutamente entregado de principio a fin y con músicos entonados, enseñando habilidades técnicas sobradas y una buena dosis de empatía con la gente.

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