21/05/2016. Alternativos. Festival de música. Teatro Cervantes.
Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Daniel Pérez / TC
El cantante sueco repasa su trayectoria con un concierto lleno de claroscuro
El resbalón de Jay-Jay Johanson en su salida al escenario fue el presagio de una tarde poco afortunada. Su languidez no casa con su voz, firme y profunda aunque atiplada a la vez. Al igual que no casaron las secuencias pregrabadas con la batería y el piano. La parte acústica se perdió entre tanto bajo y cuerdas enlatadas y, como ocurría con la voz, quedó encorsetada por los tiempos perpetuos de las bases sintéticas. En cambio, temas como She’s mine but I’m not hers o The girl I love is gone emocionaron, con la garganta de Jay-Jay Johanson libre de ataduras electrónicas, jugando con los rubatos y las intensidades.
Los que ocupamos poco más de la mitad del patio de butacas queríamos adentrarnos en el universo de desengaños y rupturas amorosas de las elegantes canciones del artista, y hasta ahí cumplió, con temas como It’s hurt me so o Milan, Madrid, Chicago, Paris. Pero todo se quedó ahí, en una cita por compromiso, como cuando vas a tomar café con pastas a casa de la vecina que insiste en enseñarte las fotos del viaje al Caribe con su marido. Todas predecibles, que no se salen del guión de playa y cócteles en la piscina. Así pasábamos de un tema a otro, con algún cambio leve sobre los originales del disco. Estuvo rácano además en la duración del concierto, una horita y media bis incluido y pa casa (probablemente el formato de dos conciertos en la misma noche no dejó mucho margen para alargarse). Y no es que fuera un mal concierto, pero esperábamos más del cantante, que fue solo correcto: agradeció a los que allí nos metimos con tan buena tarde en la calle y alabó la ciudad como está mandado. A ambos lados, el piano y la batería hicieron su parte, rellenando los huecos que les dejaban las grabaciones o doblándolas. La escenografía, acorde con el resto de la oferta, fue pobre; ni siquiera las luces ayudaron para crear un ambiente íntimo.
No fue el día de Jay-Jay Johanson, o simplemente nuestras expectativas no se colmaron. Comoquiera que fuese, es una pena que el público malagueño no asistiera en mayor número a un concierto a priori atractivo, que acabó siendo agradable, y al asequible precio de 15 euros. Quizá el aforo más recogido del Teatro Echegaray hubiera sido más apropiado en esta ocasión.
Jay-Jay Johanson
Jay-Jay Johanson, voz
Erik Johsson, piano
Magnus Frykberg, batería