09/07/2021. Teatro Cervantes. Terral 2021.
Texto: Mikel Villar | Fotos: Daniel Pérez/TC
Lobo López vuelve hambriento
Sorpresa en el Cervantes donde se esperaba, según la programación, un concierto en formato acústico, pero el de Gerona apareció con la Banda del Retumbe al completo para deleitarnos a buen ritmo y durante casi dos horas un recorrido por su amplia trayectoria de más de 40 años, demostrando que continua con más hambre que nunca.
Así comenzó Kiko Veneno el concierto con un chascarrillo y un acople de guitarra, sólo en el centro del escenario con el suave acompañamiento de los teclados que aportan esos nuevos toques electrónicos, para presentarnos La Felicidad, canción intimista que cierra su nuevo álbum Hambre (2021). Tras este sutil aperitivo, un salto atrás en el tiempo para recordar Los delincuentes con la banda ya al completo e imprimiendo un ritmo que ya no paró con Mi abanico de cristal con un Kiko desatado y cuchufleta en mano.
Con una banda brillante, aunque con algunos altibajos debido a cierta inexperiencia o quizás a la poca rodadura de las nuevas incorporaciones, el concierto fue recorriendo adelante y atrás toda la carrera del catalán. No faltaron temas de su anterior disco Sombrero Roto (2019) como La Higuera o Dime A y esa canción que “seguro que esta la estáis esperando”, Los Tontos, magnífica colaboración en el disco El Madrileño de C. Tangana.
Se echó en falta que hubiera otras nuevas canciones, pero Luna Nueva y Hambre completaron el repaso al nuevo disco que surge de la pandemia, del confinamiento y de la voracidad creadora del maestro Veneno.
Como un apéndice de su magnífico anterior trabajo Sombrero Roto, que casi no pudo mostrarse en abierto y que por desgracia fue bastante “covignorado”, Hambre viene dispuesto a devorarlo todo. Un Kiko que vuelve a renovarse con una mezcla de sonidos y estilos que aunque reconocibles, saltan de lo urbano y lo electrónico a lo africano o al puro flamenco, actualizando su estilo más personal como si se hubiese autofagocitado durante el encierro y hubiese vomitado a un revolucionador de sonidos.
Parece obvio, pero son canciones que no ha hecho nadie, llenas de creatividad a raudales, donde las máquinas se usan como aliadas para enriquecer la música como un buen cocinero hace con sus platos. ¡Qué hambre!
De todos es sabido el respeto que Kiko ha tenido durante toda su carrera al flamenco, con el que se ha atrevido tímidamente, pero parece que con Hambre ha encontrado un hueco por el que colarse y transformar un palo que aunque tradicional puede adaptarse a su propio estilo. Lo demuestra la magnífica versión que nos sirvió anoche, de una canción del disco Punta Paloma (1997), Traspaso, que con “la pulguita debajo del cochón” nos apabulla con la psicodelia del rock progresivo andaluz al modo de los actuales Derby Motoreta's Burrito Kachimba, por los que Kiko ha demostrado admiración, o por supuesto de los recordados maestros de Triana.
No podían faltar temas clásicos de Échate un cantecito (1992), el disco que más jugo le ha dado a Kiko, un álbum al que no le sobra nada de nada y del que pudimos disfrutar de las inevitables, Superhéroes de barrio, Echo de menos y por supuesto el Mercedes blanco cerrando el concierto y el inmortal Joselito para acabar unos bises pletóricos con el público en pie, dando palmas y lanzando vivas y bravos a través de las mascarillas.
Con más de 40 años de carrera y 20 años de manera independiente sin contar con las multinacionales del disco, al poeta Kiko Veneno le queda mucho que escribir, experimentar y crear. ¡Bravo Kiko!, queremos más de tu veneno.
Ficha técnica
Kiko Veneno. Voz y guitarra
Juan Ramón Caramés. Bajo, contrabajo y coros
Jimmy González. Batería
Félix Roquero. Guitarra eléctrica, violín y coros
Anabel Pérez, Teclados y coros
Tero Heikkinen. Samples y Sintetizador
José Torres. Guitarra flamenca y coros