Teatro Cervantes, Málaga. 23/02/2012
Texto y fotos: José M. Cortés
Loquillo llega a Málaga con su gira "A solas" como una prueba de que la poesía tiene una vigencia atemporal y de que el cruce de disciplinas artísticas es posible. Esta gira tiene un corte, si no opuesto, sí alejado del estilo de la anterior, recordatorio de los 30 años de trayectoria y de carácter rockabilly. En esta ocasión "A solas" se nos presenta como un tributo a la poesía que tanto le ha aportado. Poemas de Luis Alberto de Cuenca, Gil de Biedma, Borges, Salinas, Neruda o Brel se dejaron oir en el Teatro Cervantes en la profunda voz del barcelonés.
Responsable de grandes canciones desde la Movida, himnos para muchas personas de varias generaciones, e incluso ídolo vital para algunos. En cualquier caso no deja de ser un icono en la música española que sigue plenamente vigente y activo, publicando trabajos con un ritmo constante. Entre otras cosas, a este "Loco" hay que reconocerle una serie de virtudes como el saber estar, la calidez de su persona, la seriedad en su trabajo y el cuidado en el acabado de su obra. Estas cualidades es capaz de mostrarlas en el escenario, tanto ante una audiencia que pide rock al más puro estilo de los Trogloditas, como en un teatro y adaptando poemas acompañado por una banda en claves de swing, jazz, dixie, etc; todo ello sin perder un ápice de personalidad. En lo que se refiere a la temática de la gira, Loquillo sigue la línea abierta por Alberto Cortez, Amancio Prada o Paco Ibáñez.
El recital comenzó puntual con temas incluidos en sus últimos trabajos, Balmoral, Rock'n'Roll Star (el disco poetas), Su nombre era el de todas las mujeres etc. Canciones como La vida que yo veo, La vida es, La mala reputación, El año que mataron a Salvador, o El hombre de negro. Entre una y otra el cantante aprovechó para ir contando anécdotas vitales, introduciendo así las canciones. Este tipo de presentación recuerda al de Carlos Goñi con su proyecto en acústico Revólver, pero que se viste con una instrumentación más compleja. De su último disco dio buena cuenta interpretando Political incorrectness, Cuando vivías en la Castellana o El encuentro, entre otras.
Incombustible, el músico catalán hermana poesía y rock'n'roll con ecos de los años 50 del siglo XX y con estética retro rockabilly e influencias de Dylan, Elvis, o Bill Halley. Sobre el escenario todo un totem que se mueve con elegancia, sin aspavientos, pero sí con la chulería que siempre le ha caracterizado, posando en los primeros compases del concierto para que los fotógrafos acreditados y espontáneos hicieran su trabajo fácilmente. Además mostró paciencia con las innumerables fotos que el público hizo a pesar de la prohibición expresa del teatro. Imposible controlar una lluvia de flashes que caía de todas partes; es lo que pasa cuando una buena cantidad de fans quiere su recuerdo gráfico... en opinión del que suscribe hubo asistentes más ocupados de mirar las pantallas de sus cámaras que en presenciar el espectáculo que tenían ante sí.
Concluía el concierto tras un bis generoso y con un sabor agridulce, agradable por la calidad de sonido, de las canciones y la actuación; un poco desilusionado por no haber escuchado algún clásico de los Trogloditas reinventado con esa banda que durante todo el repertorio hizo un trabajo sólido.
Guitarra eléctrica y acústica - Jaime Stinus y Josu García
Piano y Organo - Santi Comet
Violín - Julia de Castro
Contrabajo y Bajo - Alfonso Alcalá
Batería - Laurent Castagnet