Sala París15. 18/11/2011
Texto: Daniel Lozano | Fotos: José M. Cortés
Con esta es la segunda vez que M-Clan pisa la sala Paris15 después del éxito que obtuvo en su primera visita a la capital malagueña el pasado 21 de enero. En esta ocasión no tuvo tanto tirón de asistencia, quizás porque el precio era el mismo, porque hacía relativamente poco de aquel concierto y porque presentaban el mismo disco. El aforo no llegaba a quinientas personas, pero la gente que vino lo tenía claro: pasarlo bien.
Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez han demostrado con este nuevo trabajo que el paso de los años les hace mejores, que la experiencia es un grado y que el rock en España está más vivo que muerto. Para no ver el final es un disco rockero, con pinceladas de blues y soul, y con la contundencia que da los años, el buen hacer y la claridad de la excelencia. Buen disco el de los murcianos.
Es inevitable comparar sus dos conciertos, y es de justicia reconocer que esta vez sonó con más frescura y cohesión. Es natural que así sea después de rodar los temas por numerosos escenarios, en lo que será una larga e intensa gira. Lo pasaron bien, el público lo agradeció y dieron lo mejor de sí tema tras tema.
El volumen del concierto sobrepasó lo ideal. La sala la dividieron acorde al número de asistentes, y el volumen no estuvo compensado, eso dio a lugar a numerosos acoples durante todo el concierto, sin que llegase a preocupar mucho al público, que disfrutó de la banda intensamente.
A Tarque se le vio más relajado esta vez y dedicó un tema a Coki Gimenez, que pronto será padre de su segunda niña. Gran trabajo el del baterista malagueño, que año tras año se afianza entre los mejores de España, dando una lección de tempo, acompañamiento, sencillez y buen gusto.
Al bajo estuvo Iván González, con buen sonido y precisión, aunque se le escaparon algunas notas a medida que más relajado se le veía en los últimos temas. A la guitarra estuvo Iván González, que ocupó con discreción el lugar del que es sin duda, si no el mejor, uno de los mejores guitarras de rock de este país: Santiago Campillo. No lo hizo mal, en absoluto, y sin entrar en comparaciones odiosas, somos muchos los que nos acordamos de esas guitarras y se nos antoja imposible comparar…
La banda repitió repertorio y casi el mismo orden. Comenzó con Calle sin luz, para continuar con Para no ver el final y seguir con Basta de Blues. Tuvieron ocasión de repasar temas de su anterior disco Memorias de un espantapájaros (2008) y del álbum Sopa fría (2004), del que rescataron el tema Miedo para sorpresa de sus seguidores. Temas como Carolina, Quédate a dormir o Maggie despierta sonaron para contento del público, que disfrutó de una banda llena de energía y que el paso de los años los hace más incombustibles.