Viernes 15/07/2016. Palacio de Deportes José María Martín Carpena.
Texto: Elisabet González / Fotos: Alicia Rodríguez
La artista vino a presentar su nuevo trabajo Caos al ya incondicional público malagueño. Dio un concierto lleno de espectáculo y buena música en el que se dejó la piel. La noche empezó con algo de nerviosismo: los espectadores más jóvenes, acompañados de agitados acompañantes, corrían por las inmediaciones del recinto para llegar a tiempo a ver a su ídolo.
A la hora acordada, Malú no hizo esperar al público ni un segundo y salio a escena enfundada en negro, perfecta, soberbia, dispuesta a darlo todo.
Sonaron los primeros acordes de Cenizas y los primeros fogonazos de luz nos cegaron. Se oía la voz pero aún nadie la veía, lo que hizo aumentar la tensión. El público estalló y a partir de ahí, nadie paró de cantar, bailar y aplaudir. Un concierto de Malú se disfruta de principio a fin y sus seguidores ahí estaban para no detenerse en las más de dos horas que duró el concierto. La cantante enlazó con otro de los temas de su nuevo álbum sin parar ni a respirar. Salió dispuesta a hacer vibrar al personal y lo hizo con todo el encanto que la rodea. Una de las veces que se dirigió al público, los invitó a disfrutar, a soñar y a hacer que se olvidaran del mundo exterior. Los invitó a entrar en el mundo de Malú. Y ese mundo está lleno de emoción en estado puro.
Ella es un animal de escenario. Conoce sus detalles, sus escondites y se mueve como pez en el agua. Cuando baila, cuando canta, cuando se para a sonreír en el momento justo de la canción, cuando mira inquietante, el público cae rendido a sus pies. Enamora en cada tema y poco a poco atrapa con sus letras, su voz y una fuerza inagotable. Interpretó sus temas nuevos y sus temas viejos y todos y cada uno de ellos fueron seguidos por el público. Nos hizo movernos con Nos sobro la ropa y Quiero. De pronto, el escenario se transformaba en un salón íntimo donde ella y sus músicos se acercaban al público para hacernos vibrar con temas tan queridos como Desaparecer y Ni un segundo. Malú se sintió encadenada a Málaga y el público malagueño disfrutó hasta desfallecer.
Y es que Malú es una artista es mayúscula, una artista que a día de hoy canta temas que la acompañan desde hace ya más de 20 años. Incluso algunos años más que muchos de los asistentes al evento. Y de esos años, de sus inicios, no podía faltar Aprendiz, su talismán. Fue interpretada a piano, con una sensibilidad y una energía exquisita, propias de lo que es, toda una estrella, una estrella con luz propia. Y las estrellas no descansan hasta que su publico esta satisfecho. Y por ello, Malú incluyó canciones de regalo en sus bises. Sacó el resto con A prueba de ti, Toda y Blanco y Negro. Se la vio cansada, sudorosa y feliz. Feliz con una Málaga, a la que prometió volver a ver en breve. Como una flor fue el tema elegido para la despedida. Una despedida por todo lo alto, con el estadio en pie y por supuesto sin parar de cantar. Malú dejó un muy buen sabor de boca haciendo lo que ella sabe hacer: cantar y vibrar sin fin.
Malú, Voz
Rubén García, Dirección musical, teclados y coros
José De Lucía, guitarra acústica
Julián Olivares, guitarra acústica, guitarra eléctrica y coros
Yago Salorio, bajo
Carlos Calzada, guitarra eléctrica
Paco Beneyto, batería
Yaiza García, coros