Terral. Festival de Verano. 2011.
Con un lleno del Cervantes hasta la bandera, el concierto prometía ser un buen espectáculo. Solamente por la trayectoria profesional de la intérprete y por los instrumentos que adornaban un escenario sobrio ya podíamos imaginar que aquello iba a sonar muy bien. Y realmente sonó muy bien. Trece músicos acompañaron a Luz Casal en el espectáculo, y hay que decir que los músicos consiguieron una calidad tremenda en todos los temas que sonaron esa noche.
La artista reaparece tras varios años de ausencia en el panorama musical español, por motivos de salud de sobra conocidos por el gran público, lo cual hace que este concierto, con la presentación de su nuevo disco “ La pasión”, aumenten la curiosidad sobre este nuevo trabajo. La gente de Málaga quería ver a la cantante; preguntarle “¿qué tal estas?”. Luz Casal lo percibió, y nos regaló un cocierto lleno de sorpresas, “fuera de protocolo”. La verdad es que la chica se ha recuperado estupendamente y, además, ha ganado en fuerza sobre el escenario.
Comenzó el concierto con boleros (como estaba anunciado en el programa).
Temas conocidos como “La historia de un amor”(y otros no tan conocidos), casi susurrados con su cálida voz, y acompañados de unos maravillosos ( y repito: maravillosos ) solos de trompeta del maestro Manuel Machado, crearon el ambiente intimista y romántico que hizo que el público aplaudiera como loco. Hasta aquí, todo correcto. Otro detalle de comunión con el público: un emocionado recuerdo a Roberto, el emblemático cantante del grupo Tabletóm, al que dedicó el tema “ Entre mis recuerdos”.
A partir de esta preciosa balada, Luz Casal comienza una vertiginosa carrera hacia la alegría en la que quiere dejar claro que se encuentra muy a gusto con la gente de Málaga y en ese escenario: hace gritar a todo el público femenino de la sala y les dedica el tema “ Y no me importa nada”. Paroxismo femenino que se traduce en un patio de butacas en pié bailando. Todo contolado por parte de la cantante, que arranca con una parte del espectáculo totalmente inesperada, ya que esperábamos un espectáculo sensual y sobrio de boleros, al estilo cubano de La Lupe. Pues no: el escenario se ilumina de repente con tecnología Led ultrabrillante, comienzan los rasgueos de guitarra eléctrica y se nos aparece una Luz Casal auténtica en sus raices Rock and Roll, con un atuendo más rockero, que canta temas archiconocidos de su discografía: ”Un nuevo día brillará”, “ Es por ti” (magnífica, emocionante interpretación con una banda de músicos a toda potencia) así como el inevitable “ Rufino”. Con el tema “Loca” se crea uno de esos momentos en que piensas que el Terral debía celebrarse también en locales abiertos, sin patio de butacas, ya que el público bailaba en pié, como sardinas en lata, totalmente extasiado y entregado a los artistas que sobre el escenario desplegaban todas sus fuerzas. Una buena ración de la Luz Casal enérgica, bailarina y simpática de toda la vida (A la que recordé actuando de telonera de Miguel Ríos en la plaza de toros de Málaga con el “ Rock de una noche de Verano”, fíjate si ha llovido dese entonces..) y que de esta sorprendente manera, rompía el encorsetado espectáculo de bolero anunciado en los programas.
Después del paroxismo, vuelta al orden y a la calma. Ya en la parte de los “bises”, y después de declarar su amor por Málaga y el público malagueño, en un ambiente mucho más íntimo, se despidió con el archiconocido- almodovariano “Piensa en mi”, uno de sus grandísimos éxitos, que el público supo apreciar lo suficiente como para no dejarla marchar del escenario. Varios minutos de aplausos después, interpretaría “ Gracias a la vida” el popular tema de Violeta Parra y el bolero “Sombras”. Presentación de los músicos e interpretación del tema “Te dejé marchar”. El público no paró de piropear y aplaudir a la cantante, que llegó a demostrar su gran profesionalidad regalando dos “bises” más, a pesar de que habían transcurrido ya dos horas desde el comienzo del espectáculo: “Negra Sombra”, poema musicado de Rosalía de Castro, que interpretó en lengua gallega y el también archiconocido “ Un año de amor”, con foulard de piel negra alrededor del cuello, que sirvió de despedida definitiva de un público que se negaba literalmente a abandonar la sala.
En definitiva, un buen espectáculo de una cantante que enamora sobre el escenario y cuya trayectoria es muy popular en nuestro país. Bienvenida siempre, Luz!.