Castillo de Sohail, Fuengirola. 21/07/2012.
Texto y Fotos: José M. Cortés
El barcelonés dio su único concierto previsto en Andalucía este verano acompañado de un buen puñado de músicos sobre las tablas de un auditorio único, una fortaleza árabe situada en Fuengirola, el castillo de Sohail (o Suhayl).
Con un tiempo fresco para la época del año en la que estamos y muy cerca de la playa –a escasos 200 metros- se encuentra este castillo del s XII en un montículo de treinta metros que hizo a más de uno llegar arriba jadeando.
Como aperitivo del cabeza de cartel se pudo disfrutar de la actuación del grupo malagueño Motel Caimán, con un estilo rock que recuerda a veces a otras bandas varias como M-Clan o incluso a Calexico en la imagen y formas. Este grupo supo defender adaptaciones en español de temas referentes del rock en inglés como son Dead flowers de The Rolling Stones o Brown eyed girl de Van Morrison, amén de canciones de repertorio propio que sirvieron como interesante calentamiento al gigante del tupé.
A las 23.00 salieron los músicos de la banda de Loquillo, donde se podía reconocer a Jaime Stinus, entre otros, que pusieron una potente instrumentación al servicio del repertorio del Loco. Los primeros compases del concierto estuvieron más dedicados a la etapa más reciente del catalán, los últimos 15 años, con canciones como Rock’n’roll actitud, Las chicas del Roxy o Political incorrectness y poco a poco fueron salpicando con los clásicos más indiscutibles como Feo, fuerte y formal, El ritmo del garaje, La mataré… esta última fue de agradecer porque durante mucho tiempo se mantuvo en el trastero. También El hombre de negro y Rock and roll star fueron buenas muestras de los “clásicos” del Loco.
Las canciones sonaban bien, con la única salvedad de momentos en los que el viento soplaba con mayor intensidad y deslucía un poco el buen sonido reinante. Sin embargo, el perfeccionismo del que suele hacer gala Loquillo, se convirtió en problema cuando transcurridos los primeros acordes de El rompeolas, éste cortó la canción porque al parecer no le gustaba como sonaba, la verdad, la primera decepción de la noche.
El público estuvo entregado desde un primer momento coreando cada canción, apreciando cada gesto del cantante, cada solo de las tres guitarras que había sobre el escenario, cada minuto de un concierto para fans que acabó en escasa hora y media con un entrañable Cadillac solitario y más de 10 minutos de recuerdos para los conocedores de esta pieza. Terminada esta balada, los músicos salieron del escenario tras una breve despedida que nadie esperaba fuese definitiva. Pero pasados unos instantes empezó a sonar música por la megafonía que echaba el cierre de unos escasos 90 minutos de recital.
En líneas generales la factura formal fue bastante buena, si excluimos la parada de El rompeolas, un espectáculo bien llevado y con buen sonido y efectos de luz, una instrumentación correcta y voz clara y limpia. Además hay que hacer mención especial de la exhibición de guitarra acrobática del guitarrista.
No obstante, el concierto había acabado, posiblemente fuera lo pactado, pero considero personalmente que un concierto en el que el público está entonado y ha pagado una cantidad considerable por la entrada, amén de un escenario de este tipo, merecían algo más, un final menos abrupto.