Sábado 10/01/2015. Sala La Cochera Cabaret
Fotos y Texto: Carmen Titos
Siniestro Total y Pantones tocan durante todo este mes de enero en cinco capitales españolas. La gira se llama ‘San Miguel: Un lugar llamado mundo’ y, lo siento, la mezcla de ambos grupos me ha parecido un parche poroso resultado de un patente marketing facilón.
Probablemente algunos gestores y productores de espectáculos se reunieron al auspicio de la marca de cerveza y pensaron que Siniestro Total y Pantones formarían el cóctel perfecto para atraer a todos los públicos. Se equivocaron. Los gallegos atraen a un público rockero madurito y ochentero, que es el que llenó el sábado la sala de La Cochera. Mientras Pantones rezuma a subproducto bubblegum pop sin identidad, impulsado con la intención de atraer a adolescentes y pre-adolescentes (que no estaban presentes en la sala).
Ni siquiera parecía haber admiración o mínima química entre ambas bandas, más allá de las obligadas referencias y los agradecimientos protocolarios de quien comparte escenario (utilizando un símil físico ambos grupos se dedicaron “palmaditas en la espalda”, no “calurosos abrazos”).
Las letras de Siniestro son delirantemente osadas, irónicamente resueltas, ideológicamente divertidas, escatológicamente filosóficas, desvergonzadamente reflexivas y siempre actuales. Las letras de Pantones son simplonas y de un trasfondo ligero por no decir ausente, letras que no dicen nada, ni siquiera divierten (por ejemplo: “Me informé bien por Google y Wikipedia. Quise pasar del drama a la comedia”), enaltecen el lado más burdo del siglo XXI.
No creo que la humanidad necesite fallidos clones de Los Nikis o Los fresones rebeldes. Los Nikis llegaban hasta el fondo: tras letras aparentemente memas y armonías sencillas metían violentos y ambiguos zarpazos, Los fresones llevaron al extremo la ironía que encarna la dulzura y candidez. Pantones intenta imitarlos, pero no lo consigue. Pantones, además, le debe su nombre a Ramones, por la sonoridad, y alguna influencia pretenden beber de estos (melodía pegadiza, velocidad, acordes simples), pero hay algo hueco y autocomplaciente este joven grupo madrileño, probablemente así suena la modernidad.
Los Pantones abrieron el show, o lo que debería haber sido un show, sin aspavientos. Hay que destacar el nervio y potencial de sus miembros que sudaron la gota gorda (Any Pop, batería y coros; Hormiga The Ant, guitarra y coros) mientras la chillona cantante y bajista Patty Critter, adoptaba una actitud de quien está de paso, tal vez impostada por cuestiones de imagen, tal vez genuina.
A pesar de su juventud, Pantones tienen un EP, Ruido Rosa de Subterfuge Records, grabado y producido por los mismísimos Joaquín Rodríguez (Los Nikis, Acusicas…) y Javier Pelayo (DDT, Acusicas) y un CD también de Subterfuge llamado ¿Quién quiere primavera?. Tienen una web muy molona con un lenguaje ajeno y distante, unas carátulas de disco que han recibido premios por su diseño y un video-clip sin intríngulis musicalmente pero lleno de chicas en bikini… Todos los componentes necesarios de un producto comercial gili-pop.
Por otro lado, Siniestro tras 33 años, se mantiene en pie, pero le pesan los años. La formación actual la lidera Julián Hernández (guitarra eléctrica, voz y coros; éste lleva en el grupo desde su fundación aunque empezó con el sintetizador), y la componen Javier Soto (guitarra eléctrica y coros), Óscar G. Avedaño (bajo y coros), Ángel González (batería) y Jorge Beltrán (saxofón y coros). El gamberrismo originario se ha ido amoldando, no son los mismos de antes, están mayorcetes, el concierto lo traen perfectamente encuadrado en detrimento del concepto de ‘show’ con mayúsculas. Aun así pudimos saborear la esencia de este grupo grande del punk con temazos como Yo dije yeah con el cual empezaron, Minha terra galega, Cultura popular, Yo quiero ser Emilio Cao, Ay Dolores, Chusma, Vamos muy bien, La paz mundial, Todo por la napia, Diga qué le debo, Cuánta puta y yo qué viejo (este tema provocó el fervor generalizado)…
Con Bailaré sobre tu tumba los miembros de Pantones fueron invitados a subir y también fueron invitados a largarse tras acabar la canción. Después tocaron Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos y, para finalizar, Somos siniestro total que levantó al público en un estallido. Tras recibir el aplauso se despidieron, no hubo bises.
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