Sala París 15, 01/10/2011
Texto: José M. Cortés | Fotos del concierto: Eduardo G. Magaña (cedidas por Yunou.com), José M. Cortés (cabecera y graffitti) y web rockberto.com
Una noche de Rock, eso es lo que el público quería y parece que eso fue lo que tuvo. Crónica de lo que se vivió en la Sala París 15 el pasado sábado, 1 de octubre.
¿Tabletom, quienes son?, pocos malagueños aficionados a la música pueden hacerse esta pregunta. De este grupo se pueden decir muchas cosas, pero voy a usar un término que es arriesgado pero ganado a pulso: "mítico". Tras más de 30 años de carrera, el grupo acaba su producción musical por la muerte del líder carismático de la banda, Roberto González, alias Rockberto. Pues bien, en la línea de lo que fue el homenaje a Freddy Mercury, los instrumentistas de Tabletom se rodearon de amigos para hacer magia en una noche que será recordada por los asistentes.
Antes de entrar, y para ir abriendo boca, este graffitti del "maestro" en el exterior servía como distracción a la impaciencia que invadía la cola.
Una vez dentro y después de una interminable espera comenzó el concierto a la vez que Angel Idígoras y Carlos Merino comenzaban a retratar al "monstruo" como se le nombró en más de una ocasión.
Los hermanos Ramírez, Perico y Pepillo, a la cabeza de los habituales músicos de Tabletom: Agustín Carrillo, José Manuel Arrabal, Carlos Becerra y Oliver Lepinat, fueron los encargados de la instrumentación y coros de una actuación que durante dos horas y media hizo bailar y cantar a los asistentes.
Una decena de cantantes de distintos estilos acompañaron en el escenario a estos grandes músicos y aportaron, cada uno, su personal forma de cantar. Comenzaron vocalistas de grupos locales como Pablo de Niño Raro, Salva de Perrillos, Pepe de Jarrillo Lata y Bola de"Tantatrampa, que demostraron conocer las canciones como si fueran propias y no dejaron de agradecer la influencia que este gran músico ha tenido en sus vidas.
Ana, de La buena sombra aportó el primer destello femenino de la fiesta con una profunda versión de El Coyote. A partir de aquí Sicario se embarcó en la difícil tarea de interpretar KGB, intentando aportar un toque rapero a este clásico inoxidable. Por su parte, Javier Ojeda hizo unas particulares versiones de El reggae del amor y la Cazuela de rock, con curiosos giros vocales. No podemos olvidar a Tony de Eskorzo que, después de sus interpretaciones de El escalón o Pescaito frito, dejó al público con el sentimiento de que ya había merecido la pena ir a ese concierto, viniese lo que viniese después. A continuación Kiko Veneno o, como fue presentado, "El Venenoso" ; el esperado músico dejó al auditorio un tanto descolocado al reconocer que se le había olvidado la letra, -curioso homenaje a los desmanes del "maestro", la verdad-, con un tema de la primera época del grupo: Ininteligible.
Mención aparte merece la Mari de Chambao, que interpretó Me estoy quitando con una alegría propia de las bulerías en las fiestas flamencas. Además puso a más de uno los pelos de punta al preguntar: ¿pero pa qué tanto cuidado capilar?... al hacer una íntima versión sin apartar la vista de Perico, con un tierno acompañamiento de flauta y piano.
Faltaba aún por salir la "cabeza de cartel", Luz Casal, de quien gran parte de los asistentes se preguntaba qué es lo que iba a hacer... el momento de la verdad llegó; la diva comenzó con un leve titubeo en la entrada, casi imperceptible, y de repente salió un bozarrón para hablarnos de La parte chunga donde, al girar la cabeza, más de una mejilla se puso en remojo en ese comienzo tan emotivo. En la segunda parte de la canción, mucho más acelerada, dejó salir la potencia de primera dama del rock'n'roll. La energía siguió emanando del escenario cuando el himno No tengo ná empezó a sonar con una factura impecable por parte de los músicos y de Luz que lo dio todo, recibiendo a cambio el calor y la emoción de la sala.
Ese pedazo de mujer... rockera, dio paso al resto de cantantes que habían colaborado; casi dos horas y media después, el público quería más, y Tabletom dio un final digno a la velada con Málaga en la que cada uno puso un poquito de su parte. La verdad es que si hubieran dejado a los "locales", es decir Pepe, Salva, Pablo, Ana etc, hubiera sido un final apoteósico, pero hay que ser buen anfotrión y decidieron dejarlo en manos de nadie, el grupo tocando, el público coreando y nadie que cantara la canción, si acaso, unos bailes y algún cante aislado que no mejoraron el resultado final pero que tampoco lo empeoraron.
Como conclusión hay que reconocer como un éxito el concierto, producido por Yunou.com, donde se echó de menos a Roberto y se pudo disfrutar de un evento digno de estos grandes músicos.
Por último se anunció que los dos retratos resultantes del trabajo de Idígoras y Merino serían subastados, así como que las ganancias del concierto serán para reunir fondos para una estatua de Roberto González. Además se anunció la creación de una página web exclusiva del artista rockberto.com.
Esperamos que llegue a ser una tradición el homenaje al Rober de Tabletom.