Sala París 15. 02/12/2011
Texto: Daniel Lozano | Fotos: José M. Cortés
El última paso de la banda madrileña por Málaga fue en mayo, y las tres mil personas que asistieron aún recuerdan el nefasto sonido de aquel concierto. Vetusta Morla tenía esta vez una gran oportunidad para resarcirse de aquella mala noche. El público puso lo suyo completando el aforo de la sala, aguantando un retraso de cuarenta y cinco minutos en una gélida noche. Tal espera tuvo como causa la avería de la furgoneta que traía a los músicos a la altura de Granada.
Vetusta Morla incrementa y consolida por segundos el número de fans, no siendo menos en esta ocasión, en la que gente aguardó horas antes del concierto un sitio en la cola que pudiera situarlos muy cerca del escenario, un público que era mayoritariamente universitario.
La banda de rock alternativo no tuvo en sus comienzos el apoyo de las discográficas. Esto no fue impedimento alguno para seguir trabajando con la misma intensidad. Con su trabajo Un día en el mundo, obtuvieron excelentes críticas y, con la llegada de su siguiente disco Mapas, demostraron que aquel disco no era algo puntual, sino una señal más del talento que atesora la banda. Luego llegó el éxito, premio a la mejor banda de rock y mejor disco del año otorgado por la revista Rolling Stone y salas abarrotadas, como La Riviera, que llegaron a llenar cinco noches seguidas. Quizás el secreto esté en las canciones, según declaración de la propia banda.
El concierto arrancó con Los días raros, un tema que condensa la esencia compositiva de este grupo, melodías que conjugan fuerza y nostalgia al mismo tiempo y un uso progresivo de la dinámica con el firme propósito de alcanzar el clímax. Los primeros minutos del concierto fueron magistrales en muchos sentidos. Es muy difícil tener una sala llena y empezar con un pianíssimo, hay que tener muy claro ese concepto tan evolutivo de la dinámica que trata en sus temas Vetusta Morla. Seguidamente la banda ofreció Copenhague, Un día en el mundo y Escudo humano, a la que le siguieron temas como Maldita dulzura y Sálvese quien pueda o Valiente.
Luego, hay que decirlo todo, a raíz de que el público sugiriese un incremento de volumen aprovechando que el cantante se disponía a pedir disculpas por el retraso del concierto, todo cambió, y algunos planos no estuvieron compensados, hubo momentos donde el bajo se perdió, la percusión no sonó y el teclado apenas se escuchó en algunos temas. No fue doloroso, al tener la voz, la batería y la primera guitarra en un nivel parejo, llevando el grueso del concierto sin problema alguno.
Buen concierto el de los Vetusta que no decepcionaron a los asistentes gracias a una gran dosis de pasión y verdad. Bendita dulzura la de esta banda.