11/01/2019. La Cochera Cabaret.
Texto: Elisabet González | Fotos: Juan Mir
¿Como definir a Vinila Von Bismark? De entrada ella es Irene López Mañas, una ambiciosa chica granadina, rebelde, artista multidisciplinar que se la conoce desde muy joven por ser dj, cantante, actriz, modelo y suponemos que cualquier cosa que se plantee llevar a cabo. Tiene tiempo para dedicarse a otra de sus pasiones, los tatuajes, y por supuesto a participar en la Asociación de Mujeres Creadoras de Música en España, que promueve la visibilización de las mujeres artistas. Sus fans la adoran, saben a lo que se enfrentan y por eso llenaron La Cochera Cabaret en el primer concierto de la diva en lo que va de año.
Vinila es la Diosa Artemisa, diosa de los animales salvajes, como ella que se convierte en un animal en el escenario, que levanta pasiones a cada gesto, a cada sonrisa, a cada pose. Vinila hizo que el público pasara una buena noche y cantara y bailara sin parar con los temas de su último disco, Motel llamado Mentira. También hubo algunos regalitos más. Y la noche no pudo empezar más que con Fuego, mucho fuego que es lo que tiene ella en el cuerpo y lanzar un guiño a sus orígenes con Todo es de Color. Ella es quién es y en este trabajo ha introducido sus raíces andaluzas mezcladas con ritmos latinos y como no, sin abandonar su género fetiche, el rock and roll, porque no olvidemos que ella es llamada a ser la Diva del burlesque.
La noche empezó a calentarse con Alibaba y Quiero decirte al oído. Vinila sacó sus dotes de encantadora de serpientes y el público ya estaba a sus pies. El rock and roll hizo aparición en temas como Electrify o Ven y Atrévete, en los que su explosiva banda hizo disfrutar al público que ya estaba en éxtasis total.
Vinila es transgresora hasta el punto de atreverse con una versión muy particular de Pena, Penita, Pena. ¿Quién se atreve a versionar a La Faraona y salir indemne? Solo puede ser alguien con mucha garra, que no le interesa tanto cantar y mucho más transmitir. Y Vinila no transmite, agujerea directamente el alma. Y la noche pasaba pero Vinila seguía lanzando al público sus miradas de femme fatale, atravesando a todo el que se le cruzara en su camino. Y a ello fue, a bajarse a la sala y mezclarse con la gente, a seguir provocando, a seducir sin abandonar ni un momento su papel de directora de circo. El publico se explayó en la recta final del concierto cuando la artista invitó a subir a unos cuantos amigos. Con Víctor Masán, hizo bailar a toda la sala al ritmo de la cumbia Vinila Masagua. La electricidad se percibía en el ambiente y el público quería más y más. El momento en que nuestra querida La Mari de Chambao sale al escenario a cantar a dúo Solo para mí fue mágico. Y aún faltaba la mezcla explosiva de Rocío Madrid y Vinila moviéndose y mezclándose al ritmo de La Llorona. De su México trajo este tema y todo su amor.
El público salió bien protegido de la Cochera Cabaret, y no por los amuletos que Vinila se trajo también de México, si no por poder ver y sentir una de las realidades de las que tanto se habla últimamente: si de verdad quieren conocer a una mujer empoderada encima de un escenario, vayan a conocer a Vinila von Bismark. Ella consigue que la experiencia sea única: seduce, atrapa, provoca y deja con la miel en los labios, para que tengan que repetir. No lo olviden y sobre todo, déjense llevar.