Texto: Françoise Chabassier | Fotos: Página de facebook de Gabriel García Márquez
Ha muerto uno de los grandes maestros de la literatura universal, uno de los grandes maestros del realismo mágico. Ha muerto él que me hizo tanto llorar como reír a carcajadas con Cien años de soledad cuando tenía 18 años y empecé a leerlo por primera vez. Fue un poco culpa suya si estudié filología hispánica porque leyéndolo, la joven estudiante que yo era, soñaba con cambiar el mundo, irme a los países latinoamericanos, hacer la revolución y luchar contra las injusticias. Pero como los sueños no siempre se realizan, me quedé a medio camino, en España y no participé en ningún golpe de estado. Es un poco gracias a él, que soy lo que soy hoy en día. Él, participó de forma activa no solamente en mi formación intelectual sino también en la de millones de personas, sus queridos lectores que hoy lo lloran sin consuelo porque se ha ido el gran Maestro. Pero en mi corazón siempre estarán presentes Macondo y sus maravillosos personajes, El amor en los tiempos del cólera, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, Los funerales de la Mamá Grande, El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, por citar algunas de sus numerosas novelas que me conmovieron y me hicieron viajar a otro continente, que me permitieron conocer otra cultura, que me educaron. Permíteme que te tutee y que te llame por tu nombre de pila, Gabriel, para darte las gracias y decirte que nunca te olvidaré. Ahora te dejo descansar en paz porque me está esperando Cien años de soledad, lo voy a releer como si fuera la primera vez, con la misma inocencia y la misma energía, como si se hubiera detenido el tiempo o no hubiera pasado dejando las cosas intactas. Adiós Maestro.