Texto: Desislava Tómova | Fotos: aportadas por la autora y promocionales
Acercamos hasta nuestras páginas un artículo que nos hace llegar su autora Desislava Tómova relativo a la eficiencia económica de la cultura cuando se saben crear sinergias y simbiosis con las esferas de servicios de los alrededores.
En el dominio de las artes escénicas, la imposibilidad de cubrir los gastos con ingresos propios provenientes de la actividad, se presenta en un alto porcentaje de casos. Por consiguiente, estas organizaciones por su naturaleza no son sujetos económicos autosuficientes.
Еl enfoque monetario indirecto se aplica con el fin de generarse ingresos adicionales por la simbiosis entre las entidades y foros culturales y la esfera de los servicios: restaurantes, hoteles, aparcamientos, comercios, etc. Es grande la contribución a la economía por parte de las empresas culturales. Una forma frecuente de interacción es que un centro cultural disponga de un restaurante, un bar o una cafetería propios, generando éstos una ganancia que se reparte de modo proporcional al funcionamiento integral de la empresa cultural. Puede asimismo atraerse a un patrocinador general cuyo logotipo esté en la entrada del espacio cultural (product placement).
Otra particularidad de las artes escénicas está relacionada con lo limitado de su auditorio. Parte del tiempo de producción en estas artes coincide con el tiempo de consumo, siendo además fijo el número de los asientos en el salón. Al incrementado interés puede responderse únicamente incrementando los gastos para una sala adicional o un mayor número de representaciones. Esta particularidad es llamada por John Pick “el mercado desconocido”, porque los grupos que pueden consumir el producto por un periodo de tiempo determinado son mucho menos numerosos en comparación con las personas que han expresado un potencial interés y deseo de asistencia.
El trabajo humano como recurso básico es imprevisible. En las artes escénicas el trabajo vivo es producto inicial y final, altamente intenso, con una norma límite de sustitución técnica reducida casi a cero. El proceso creativo conlleva un alto grado de incertidumbre y riesgo. La calidad de la producción y las reacciones del auditorio son imprevisibles, la planificación a largo plazo es difícil de aplicar.
Casi todos los gastos se realizan en el período de ensayos, en otras palabras, antes de la venta real. No existe la posibilidad de controlar a posteriori el producto creado, puesto que el período de creación y el de consumo coinciden. Además, la producción masiva que reduce el riesgo y permite economizar de las escalas se manifiesta, en la esfera de las artes escénicas, únicamente incrementando el número de las escenificaciones por día y alargando la temporada. La reproducción, característica de las industrias culturales, puede desarrollarse aquí solamente a través de un mediador cultural: grabaciones de conciertos, filmación y emisión de escenificaciones. Los beneficios generales que se suman a los beneficios directos en el consumo directo de las artes escénicas son:
- Herencia para las generaciones venideras, mantenimiento de la tradición, de habilidades y gustos para la formación de los cuales se necesita un período prolongado.
- Identidad, orgullo y prestigio nacionales.
- Aporte a la educación liberal que contribuye a los beneficios indirectos para la sociedad.
- Desarrollo y estímulo para las innovaciones artísticas y la creatividad.
- Desarrollo de los sentimientos de pertenencia social y comunidad, pero también criticismo social.
Las artes escénicas son mercancías de cualidades únicas, que mejoran la vida de las personas. Poseen un valor intrínseco que las diferencia de las mercancías de consumo comunes. Esto las define como mercancías dignas. Garantizarlas es una expresión de respeto a los valores de la sociedad. El hecho de que las artes escénicas son una mercancía digna constituye un fuerte argumento (lamentablemente antes que nada teórico) en defensa de los subsidios para las artes.
A Chorus Line, espectáculo emblemático para Málaga, aspira a estimular la producción, la difusión y la popularización del arte escénico. Es un ejemplo del importante papel que ocupan las artes, las industrias culturales y creativas, como también de la eficiencia económica de la cultura.
La mercancía de calidad en el mercado de las artes (50.234 entradas se han vendido, 50.234 espectadores, 54 funciones, se ha añadido una función más los viernes – dos por día, en total 61 hasta la mitad de diciembre 2019) supone también un valor afectivo. Satura de vida la ciudad y es una fiesta para las almas, permaneciendo las personas durante mucho tiempo en esta misma onda. Con sus originales invitaciones en forma de sombrero hongo en la mano, ellos cantan y bailan a este mismo ritmo por las calles de Málaga y así hasta la próxima representación. ¡Atención! Es contagioso.