Ago 28 2012

imagen promocional con su firma y de joven

Texto: Pedro Barrientos | Fotos: web

Reflexiones entorno al Maestro Berlines Dietrich Fischer-Dieskau. Cantante, Director de orquesta, Musicólogo y Pensador alemán, recientemente fallecido. Sin duda uno de los grandes Artistas de siglo XX.

fotografia en primer plano de Dietrich

¡Cómo pasa el tiempo! Así es la historia.
Subido al tren; veloz, lento, errante.
Nunca se sabe si parará en las estaciones.
Se adivina repleto de abultadas maletas, y también ligeras.
Parece que el objetivo del viaje mutara en conjeturas, quizás, por los paisajes que traslucen en los espacios que recorre, pero no es cierto.
Soy yo, el viajero, el que va cambiando.
No me acomodo con las experiencias de la vida, las planto en grandes bases movedizas.
Mi mente curiosa, se impacienta  a la búsqueda de los motivos  del desenlace de las cosas, sobre todo las referentes al espíritu.
Podría detener el solivianto que despierta el bombardeo de la información que acumulo en mis batallas internas, pero no lo hago, así me mantengo vivo.
Me dejo someter, a menudo, por las sentencias que me dictan las personas que creo más sabias y avanzadas que yo.
Este suceso,  me hace desconfiar de mi propio instinto.
Empiezo ahora  a comprender….
Por eso,  cada vez soy más intolerante y escrupuloso en mis conclusiones.

Cuando se me muestra el Arte, lo hace invadiendo mis más  íntimas parcelas.

Escuchar de improviso la escena completa del asesinato de Marie. Desde el minuto 5.00 hasta el final. Escena II del acto 3º de la Ópera Wozzek de Alban Berg, con libreto de Georg Büchner, interpretada por Dietrich Fischer Dieskau en el papel de Wozzek, bajo la dirección musical de Karl Böhm, cambió radicalmente el sentido del enfoque de mi propia vida.

Aquí, se da una circunstancia única, similar a la de la fuerza arrolladora del alud de nieve, bajando sin control  ladera abajo, inercia de una singular pendiente.
Alban berg –  Georg Büchner - Karl BohmDietrich Fischer-Dieskau, atropellan sin contemplaciones la mente de un adolescente,  para marcarle una dirección de destino; si además, te dejas empujar, debes aceptar las consecuencias.

Ignoro de facto a quien arguye escuchar  en Dieskau algunas limitaciones vocales en su timbre, sus agudos  algo abiertos,  colores en su voz con tintes tenoriles, o…  su instrumento carente de squillo.

En este caso,  el aliento de la voz de Fischer – Dieskau,  es sólo un ínfimo pretexto que aplasta los  argumentos y  deja sordo al profano.

Quien piense que el Arte se concentra exclusivamente en lo concreto,  merece escuchar y sentir sólo eso, lo palpable. La imaginación no le pertenece.

foto cercana y carismatica, un primer plano encantador del musico y cantanteCompasión piadosa para quien ose embutir lo inmenso.

La tradición liederistica no sería lo que es, sin el eslabón Fischer-Dieskau.
Porque en consecuencia,  se necesita tejer con hilo sutil el engarce de la impronta de la poesía en los huecos de la construcción musical, una puntada muy difícil de zurcir, máxime cuando hay que exponer la razón intencionada de las almas de Goethe, Shiller, Müller, Eichendorff, Mörike, Rückert, Schubert, Schumann, Mahler, Strauss, Wolf  y tantos otros.
A  Dietrich lo puso ahí el destino.

Atender a los aspectos hueros de la expresión, hace un caldo descafeinado y soso del que gustan tantos seres.
Priva el sumun esencial y exclusivo del aserto que dicta lo inapelable:
El artista es sólo un vehículo y sus accesorios no son más que el cristal que filtra el resplandor.

Dietrich Fischer-Dieskau  catapultó el soplo espiritual de estos  creadores en la dirección necesaria, con un género de canto magnánimo que rompe en los oídos, oídos ávidos de escuchar ese “pedal místico”; hilván ineludible y perfecto para  la unión de las palabras sul fiato, disposición de las alturas y ritmos en una combinación única.
Detrás existe una huella de la que al parecer, no se perciben todos.
Pero lo más importante:
Es una paradoja en un plano profundo, que sugiere el tapiz que hechiza al predilecto en el instante.

Sería muy sano adivinar con total naturalidad lo que contiene el reflejo indestructible de la mirada,  que desde el minuto 2.17 hasta el final, se clava  ilustrando esta  muestra: 

O también, traducir al idioma humano, lo que significa la estampa desoladora que impregna el destierro,  cuando es la pérdida de los hijos lo que se manifiesta con simpleza: Desgarro del dolor, desmitificación del llanto, conversión de un mensaje muy amargo en una esperanza beligerante.
Hablo de esto:

La clave está en LA LUZ.

Por eso es tan vacuo y perjudicial  quedarnos únicamente con el aspecto sensual de las cosas.

Dietrich Fischer Dieskau fue fundamentalmente un ARTISTA. Sabía muy bien el camino que trazaba. No se embarcó en ninguna apuesta que no dominara con seguridad.

Me sorprenden muchas opiniones sobre el análisis de sus interpretaciones, sobre todo, referentes al trabajo que desempeñó en ciertos roles como cantante de ópera .
Es muy ilustrativo sobre el estado de las cosas,  leer “cualificadas” críticas que cuestionan sus incursiones, por ejemplo en el repertorio verdiano, aludiendo a la paupérrima máxima, de que su voz no se adecuaba a las características que demandaba Giuseppe Verdi.

Decir que era impropio escuchar la voz de Dieskau en Rigoletto, o en El Marqués de Posa (Don Carlo), o en el Conde de Luna (Il Trovatore), es similar a decir que en el cuadro de Las Meninas de Velázquez,  no se muestra fielmente el parecido real de la princesa Margarita de Austria.
¡Qué fatalidad !

otro primer plano de la expresividad del baritono

¡Como pasa el tiempo!  Así es la historia.
Llego a la conclusión del gran paripé que es todo este complejo entramado social que califica, cualifica y tiende a banalizar  LA COMUNICACIÓN, sobre todo  la que no se comprende de inmediato;    la que requiere de  grandes dosis de fe en la sublimación que alberga  el pack humano.

Farsa al servicio de un infierno que quema poco, pero se muestra arrasador.

No me cabe duda de la existencia de la espiral que nos succiona irrevocablemente.
No parará de dar vueltas hasta cumplir su cometido.

Por cierto………. no se sorprendan, una de las tantas líneas que la dibuja,  tiene nombre propio y se empezó a trazar en Berlín, concretamente en Zehlendorf.

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