A vueltas con los Baños del Carmen, una visión personal de nuestro compañero Jesús VandaliaTexto: Jesús Vandalia | Fotos: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza
¡No la toques ya más / que así es la rosa!, dice un poema de Juan Ramón Jiménez en su libro Piedra y cielo de 1917. Lo mismo cabría decir hoy sobre los Baños del Carmen, que también es un poema de piedra y cielo de 1920: ¡No los toques ya más…! Y es un poema porque los Baños pertenecen a la memoria afectiva de la ciudad: “allí donde los jóvenes resbalan sobre la piedra amable” (Ciudad del Paraíso. Vicente Alexandre).
Sobre los Baños opinan, sienten, vecinos, músicos, pintores, mendigos, políticos, ocupas, productores, verdialeros, jubilados, empresarios, fotógrafos, pescadores, piarderos, novios, ecologistas, arquitectos, poetas, malabaristas, marineros…toda Málaga. Qué hermoso. El Muelle Uno, a pesar de sus enormes dimensiones, se ha levantado en silencio, no ha tenido contestación social. Lo hemos encontrado una mañana de domingo y hemos exclamado: ¡Madre mía, lo que han hecho aquí! El muelle nos es ajeno, parece que andamos en una ciudad, 
¿Barcelona?, que no es la nuestra. El Muelle Uno no tiene alma, todavía. Alma tenía La Coracha, por eso duele en el rostro de Málaga la cicatriz de su ausencia. Alma, hálitos de luz, tienen los Baños y Astilleros Nereo.
Si convenimos que los Baños del Carmen son patrimonio emocional de la ciudad, importa preservar esta ágora del Mediterráneo de la muchedumbre triste de los turistas. Aquí habrá que decir como en casa, cuando alguien se sienta en un lugar que no le corresponde: ¡Eh, ese es mi sitio!
La relectura, intervención a decir de los técnicos, que requieren los Baños pasa por recuperar su tipografía y esta es una cuestión ética y estética Las columnas de los Baños nos remiten a Grecia y se han mantenido en pie de tierra, quizá para recordarnos las virtudes que los clásicos tenían por excelsas: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. De estas virtudes se han de revestir quienes tienen la última palabra, que no la única, sobre el poema de los Baños. Prudencia para evitar daños irreparables a un espacio de luz, Justicia para dar contento a los más, una vez escuchada las partes, Fortaleza para salvar del derrumbe un templo de conversación y Templanza en orden al buen gusto y la armonía.
Solo desde la consideración artística de los Baños del Carmen, la ciudad de Málaga podrá recuperar el jardín de olas que nos legaron nuestros mayores. De momento las columnas de los Baños del Carmen, con la dignidad propia del General Torrijos y sus hombres, aguardan a ser fusiladas a orillas de nuestras playas, como entonces. Quién sabe si en esta ocasión encuentren clemencia, la conmiseración a la que mueve un poema… “así es la rosa”.
Jesús Vandalia
(Es miembro de Aforo Libre y autor del disco Baños del Carmen)
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