Entrevista: Manuel Malaka l Fotos: Rocío Alcaide y Juan Carlos Trigo
Paraíso en llamas, La Málaga olvidada.Publicamos hoy, 8 de febrero, una fecha tan señalada, nuestro pequeño homenaje a las victimas olvidadas e ignoradas durante década, lo hacemos con esta estupenda entrevista a uno de los responsables de dar acento malagueño a los Premios Goya que tendrán lugar aquí en la ciudad el próximo 8 de marzo, José Antonio Hergueta. Compite con su documental Paraíso en llamas que recupera del olvido aquel dramático episodio de nuestro pasado. En Aforo Libre hemos aprovechado la ocasión para charlar con él y saber un poco más sobre este apasionante trabajo.
Aforo Libre: Hola, José Antonio. Nos alegra poder charlar contigo. ¿Cómo te presentarías para aquellos que aún no te conocen?
José A. Hergueta: Soy curioso, por las historias, por los hilos de los que se puede tirar y por lo que las vidas pasadas pueden aportar al presente. La vida me ha dado forma de productor, a veces autor, en general cuenta cuentos, aunque sean tan sofisticados como el cine.
A.L.: Después de vivir algunos años fuera, decidiste volver para vivir aquí. ¿Qué te hizo tomar esa decisión?
J.A.H.: En realidad es un misterio, como tantas cosas en la vida, nunca tuve un plan para volver ni había pensado en montar una productora, pero cuando más lejos estuve de Málaga una fuerza misteriosa me fue atrayendo y todo luego sucedió muy rápido. La cosa ha cambiado mucho desde que salí de Málaga a los 18 años, se ha hecho posible trabajar aquí en el audiovisual o, al menos, lo ha sido durante estos años. Espero que continúe o vaya a más. Pero creo que para formarse en la vida hay que viajar, alejarse, pasar un tiempo en otro lugar, experimentar más cosas que las que te ofrece tu ciudad.
A.L.: ¿Cómo llegas al cine? Háblanos un poco de cómo nace tu vocación por las cámaras.
J.A.H.: Pues supongo que como a muchos: me fue atrayendo el cine y a un buen amigo y a mí nos dio por contar nuestra realidad en un corto, lo que era la vida de estudiantes de bachillerato. Otro amigo tenía una de aquellas primeras cámaras de vídeo VHS y también teníamos a un galán, que estaba encantado de ser el protagonista de una historia sin diálogo, sólo música. Esa experiencia y ver una película que retrataba el rodaje frustrado de otra película (El estado de las cosas de Wim Wenders) en el cineclub de la Universidad de Málaga, acabaron por envolverme. Pero aún hube de convencer a mis padres para estudiar en Madrid, donde en seguida descubrí la libertad del vídeo, todo lo que se podía experimentar. Sin perder de vista el cine clásico, me volqué en la videocreación, donde encontré una mina de creatividad y poesía, así como las posibilidades de jugar con las claves del documental para abordar la realidad.
A.L.: Paraíso en llamas, tu último trabajo, se ha colocado entre las cuatro finalistas a los Premios Goya. ¿Cómo nace este corto?
J.A.H.: Pues mira, la Guerra Civil es un tema que me acompaña desde entonces, de vez en cuando me satura y miro a otro lado, pero vuelve. Creo que aparecía en un trabajo de 1989 y poco después una primera incursión entre documental y videoarte en torno a los niños de la guerra (La Tierra de la Madre, codirigido con Marcelo Expósito, 1994) pero fue cuando preparaba Operación Úrsula (2006) que descubrí una serie de relatos cruzados de los extranjeros que pasaron por Málaga en 1936-37. Que fueran tantos y tan variados, y que en seguida volcaran sus vivencias en diarios y libros, era ya razón para atenderles. Pero es que además su forma de contar una guerra civil era delicadísima, tremendamente humana incluso cuando describen la barbarie cotidiana en la retaguardia. Me fui quedando prendado y pensando que habría de hacer algo con ello, pero ¿qué y cómo? No era fácil. En estos 15 años he seguido atento, se han editado o traducido algunos libros más, he encontrado otros personajes… y sólo hace 3 años, en una temporada en que tuve que estar recogido en casa, me vino la solución a cómo abordar ese relato. Todo encajó… y aquí estamos, aunque el tema no ha hecho más que empezar.
A.L.: Precisamente este mes es el aniversario de aquellos hechos que narra Paraíso en llamas. ¿Qué te ha sorprendido más de este episodio tan dramático de nuestro pasado?
J.A.H.: Como te digo, me parecían visiones fascinantes y muy valiosas, pese -o precisamente por- su subjetividad. Que siempre se tuviera a Málaga como un episodio menor de la guerra, cuando estos testigos habían quedado tan impactados… algo no encajaba. Es verdad que en el Sur no sabemos vender nuestras cosas, el marketing se nos da fatal, y otros episodios como Madrid, Guernica o el Ebro parecen incontestables, incluso los bombardeos sobre Barcelona, cuando Málaga fue campo de pruebas para ese tipo de táctica de guerra luego ensayada (el bombardeo de Guernica es en abril, cuando Málaga ya ha sido apaciguada). Es cierto que Málaga fue la primera gran derrota de la República, la guerra no había hecho más que empezar y lo que aquí sucedió no sería motivo de orgullo para ninguno de los dos bandos. Estos extranjeros vieron muy claro que lo de Málaga era el inicio, algo que desde España se iba a extender al Mundo entero.
A.L.: Paraíso en llamas cuenta también con una localización muy especial. ¿Cómo ha sido el rodaje?
J.A.H.: Pues no me puedo quejar, a fin de cuentas era el productor, además de director, o sea que no tendría muy bien a quién quejarme. Bromas aparte, tuvo de todo: una dimensión documental, en la que hemos buscado las luces y momentos que viajaran en el tiempo, buscando la Málaga de 1937 en la de ahora, porque esa era una de las premisas del proyecto, hablar del pasado sin salir del presente, o sirviéndonos de la ciudad actual, y no sólo por economía sino por constatar de qué manera los tiempos conviven y son a menudo capas invisibles en un mismo espacio.
También estaba la parte dramatizada, que se grabó como ficción, con un plan de trabajo más apretado, equipo de arte y toda la ambientación para los tres personajes, sus testimonios y acciones, aunque fueran mínimas, y tuviéramos la suerte de concentrarlas en una localización muy apropiada (una villa del barrio del Limonar) que nos cedió la Asociación Española contra el cáncer. Mucha gente ha sido muy generosa para poner en pie Paraíso en llamas, en realidad, en el cine es siempre necesaria mucha gente y, por tanto, mucha generosidad, más aún cuando se trata de un corto y, por tanto, la economía es más escasa. Todo el equipo, técnico y artístico, se volcaron en esta producción, algunos en el último momento, pero todos de todo corazón, a lo que estoy muy agradecido. Sin todas esas manos no habríamos conseguido llegar al final. También dimos espacio a estudiantes de cine de la escuela School Training para que se incorporaran a todos los equipos. También tengo que mencionar que somos seguramente una de las primeras producciones en tener el sello Green Screen que supone la aplicación de medidas respetuosas con el medioambiente, una experiencia europea de la que Málaga es pionera.
A.L.: ¿Quiénes han formado el equipo que te acompaña en esta aventura?
J.A.H.: He tenido muy buenas colaboraciones y todas de excelentes profesionales que también son amigos. En el guión, Regina Álvarez, que es también realizadora y cuenta en su trayectoria con trabajos de televisión, cine, documental y también videocreación, donde fue una de las pioneras española. Con César Hernando había trabajado en alguna ocasión, pero es la primera en que dirige la fotografía de una producción mía, y ha sido una experiencia extraordinaria, con una entrega total. Con el montador, Javi Vila, ya había un entendimiento previo y lo hemos llevado más lejos, al incorporar un trabajo muy sutil de grafismo y tratamiento de archivos foto y cine. La banda sonora me ha permitido trabajar con Isabel Royán, lo que ha sido muy grato, con gran sensibilidad en los temas musicales y su interpretación. Luego el sonido ha sido mezclado por Jorge Marín, como en casi todas mis producciones. La producción, además de un servidor, ha contado con Montse Ogalla como directora, y con Leticia Salvago como ejecutiva. Aún habría que citar a más profesionales como Adrián Bachiller al frente de la dirección de arte, o el diseño del cartel por Antonio Herraiz, pero son muchos más y, afortunadamente, fue un placer trabajar con ellos.
A.L.: ¿Cómo os afectó el confinamiento en el rodaje?
J.A.H.: Teníamos casi todo rodado a comienzos del año pasado y sólo nos faltaban algunos planos cuando cayó el confinamiento. Lo asombroso era asistir a una Málaga recogida, vacía y triste, justo la imagen de la ciudad sitiada en 1937. Habíamos intentado varias veces grabar algunas calles del centro sin gente, pero de repente la situación nos regalaba esa visión, por lo que pedimos permiso y volvimos a rodar esa Málaga confinada que se ha incluido en Paraíso en llamas.
A.L.: Háblanos de las piezas que habéis editado como conmemoración al sitio y caída de Málaga.
J.A.H.: Es casi una intervención que sigue las crónicas que Arthur Koestler mandó a París desde Málaga, un relato muy optimista y contrario a lo que él mismo volcaba en sus diarios. Quizá influía que sus editores (la Agence Espagne, en realidad financiada por el Komitern, la Internacional Comunista) querían un relato favorable a la República, y también la censura militar, que impedía las noticias negativas, pero choca un relato que habla de suministros a la población, defensa aérea o combates que nunca existieron, y sólo el último día reconoce el fracaso. Hemos recuperado estos textos inéditos (recuperados del Archivo Histórico del PCE) narrados por el mismo actor que le encarna en el corto, Pedro Casablanc, e imágenes de la Málaga vacía, para componer una reflexión a través del tiempo. Las 12 micropiezas se han ido difundiendo en redes sociales, día a día, desde el 28 de enero, siendo el día 7 de febrero la última, antes de que la ciudad cayera y Koestler fuera apresado y condenado a muerte por los franquistas. Pueden consultarse online en MLK Producciones.
A.L.: El Festival de Cine ha colaborado en tu corto, y dio la ocasión de estrenarlo. ¿Qué opinas de la trayectoria que está teniendo nuestro festival? ¿Crees que está respondiendo a las expectativas con las que se creó?
J.A.H.: Esta convocatoria de apoyo a proyectos es una gran iniciativa del Festival de Málaga y creo que está funcionando estupendamente, porque su implicación en la producción local ha permitido que salgan adelante buenos cortometrajes, alguno de ellos germen de largos independientes. Y sobre el Festival en sí, veo estupenda la trayectoria, su apertura al cine latinoamericano es algo inevitable en el mundo globalizado en que estamos, más aún a la vista del potencial del cine iberoamericano, como un contexto y estímulo para la cinematografía española. Ya no se puede ir aisladamente y nuestra ventaja es el idioma y la vocación mediterránea de Málaga.
A.L.: La nominación a los Goya es sin duda un enorme espaldarazo para tu carrera, imaginamos, pero has colaborado ya durante estos años en otros muchos proyectos.
J.A.H.: Es una alegría enorme, estas cosas animan mucho y ayudan a visibilizar un trabajo a veces invisible, sin ir más lejos, el del productor. Desde los 20 años vengo siendo autor, y los últimos 20 también como productor, he hecho un poco de todo y de casi todo estoy encantado. No sabría elegir entre los documentales, dos tv-movies y varias películas, pero si tuviera que hablar de un recuerdo grato pienso en una pequeña pieza que hicimos sobre el grupo malagueño de la Generación del 27, La máquina del tiempo / La luz y la imprenta (dirigida por Regina Álvarez, 2007). Quizá por haber captado con ese corto documental el espíritu de un tema tan basto y complejo como el 27; aparte, haber inventado y coordinado todo el proyecto de serie que se compartió entre 12 realizadores de 12 productoras distintas de toda Andalucía. Me gustaría no sólo contar más historias, sino levantar más talento de esta tierra, porque algunas apuestas he hecho, dentro de mis posibilidades, y ahí están, pero hay más autores, hombres y mujeres, e historias que contar.
A.L.: ¿Quiénes han inspirado a José A. Hergueta?
J.A.H.: A estas alturas de la vida, con todo lo acumulado de experiencias, es difícil decir porque en cada época uno se sumerge y refleja en distintos autores y tendencias. Recuerdo cómo me impresionaron cuando empecé Joris Ivens o Dovzhenko, sus miradas en el documental, como las de Gary Hill y Bill Viola en el vídeo, una delicadeza para abrir los ojos, envolver los sentidos, que está en Velázquez, en San Juan de la Cruz, también en Pasolini, que quizá si tuviera que citar un cineasta sería ése. Pero al hilo de Paraíso en llamas, mencionaré tres miradas que me han influido: la de un director que por cercano y prolífico a menudo pasa desapercibido: Carlos Saura, en cuyos juegos temporales quedé atrapado hace mucho tiempo (Cría cuervos, Elisa vida mía, Dulces horas y más recientemente Goya en Burdeos); Marguerite Duras, siempre extraordinaria, y el suizo Richard Dindo y, de entre sus biografías, la de Arthur Rimbaud.
A.L.: Recientemente te hemos visto manifestándote abiertamente contrario al rascacielos del Puerto. ¿Crees que la especulación está destruyendo nuestro paisaje, nuestro patrimonio?
J.A.H.: Que sea a través de lo cultural que Málaga haya recuperado cierta identidad y también orgullo es una buena noticia, aunque haya mucho que matizar sobre cómo se ha materializado esa apuesta más allá del mercantilismo o sobre hacia dónde se dirige ese esfuerzo. Dentro de un proyecto semejante el urbanismo debería ser aún más consciente, por eso son incomprensibles anuncios como ese rascacielos del puerto que, además de carecer de cualquier relación con el resto de la ciudad, rompen con toda la normativa que nos hemos dado para proteger el equilibrio urbano. Cuesta entender que se pretenda sacrificar el paisaje, ya un referente patrimonial y cultural de Málaga, para imponer una mole y que, en lugar de haber empezado por buscar las mejores ideas, abrir un concurso y seleccionar el mejor proyecto, se acuse de obstruccionistas a quienes planteen peros al despropósito que con tanta prisa pretenden levantar, algo irreparable, como algunas de las heridas que el Desarrollismo dejó por toda la ciudad. Educar en la cultura incluye el fomentar el conocimiento y defensa de lo público, y también de la iniciativa para la protección de lo que, por ser de todos, carece de precio, vamos, no se puede vender así como así. Por otro lado, ya que Málaga ha sido capaz de superar complejos que hace 30 años nos hacían creer que carecíamos de patrimonio monumental (algo para lo que los turistas debían desplazarse a Granada, Córdoba o Sevilla), sería la hora de reivindicar la Farola como icono que es, en lugar de dejarla menguar bajo la llamada Torre del Puerto tal como le pasó a la Catedral cuando en los años 50 se construyó el Málaga Palacio (hoy hotel AC Marriott) tapando su visión desde el puerto y el mar, algo insólito en cualquier país europeo.
A.L.: Tenemos la costumbre de pedir al entrevistado que nos haga alguna recomendación cultural. ¿Te animas? ¿Algún libro, disco, exposición, película,… qué nos haga más llevaderos estos tiempos de pandemia?
J.A.H.: Está difícil recomendar cosas presenciales pero para cuando reabran los cines espero que continúe en cartelera Crash quizá lo mejor de David Cronenberg, siempre oscuro pero muy intenso y revelador, y la exposición de Miquel Barceló en el Museo Picasso Málaga. Entre las lecturas en que estoy inmerso recomendaría Los enemigos del comercio de Antonio Escoltado y, ya puestos, a Gil de Biedma, claro, es extraordinario tanto en prosa como en poesía. Los tiempos, quién lo iba a decir, requieren luz, coraje, autenticidad y desmontar muchas de las supuestas ayudas en la libertad, que son más bien lo contrario. Pensamiento y creación deben ser libres, no puede ser de otro modo o hablaríamos de control mental, aunque nos digan lo contrario.
A.L.: Enhorabuena por tu Paraíso en llamas. Estaremos muy atentos este próximo 6 de marzo a los premios Goya, y con los dedos cruzados.
J.A.H.: Encantado, gracias por vuestro interés y atención