12/03/2023. Teatro Cervantes. 26 Festival de Cine de Málaga
Texto: Jose Nebreda | Fotos: Promocionales / web festival
El escritor Wendell Berry dice que "la novedad es un nuevo tipo de soledad". Sucede cuando alguien se encuentra en un proceso de duelo o con cambios drásticos. Es lo que se conoce como Soledad Transitoria.
La directora Elena Trapé vuelve al Festival de Málaga después de triunfar con su anterior película "Las distancias", galardonada con la Biznaga de Oro y el premio a mejor dirección, entre otros reconocimientos.
En esta ocasión presenta a Irene, interpretada por Laia Costa, en el primer fin de semana alejada de su hija de 4 años, que se queda con su padre. La película empieza con un plano secuencia dentro de un coche. Todo transcurre con normalidad hasta que la cámara se aleja de Irene. Ella se queda en plena calle. Perdida. Sin saber cómo actuar ni a dónde ir. Todo es nuevo para ella a partir de ahora. E iremos acompañándola en su particular "viaje del héroe", en este caso "heroína".
Podría parecer la continuación natural de Cinco lobitos. De ahí quizás, esto es una opinión, la elección de Laia Costa, insuperable en los silencios, en gestos tan simples como llenar la nevera o la sensación de estar sola y vacía cuando se encuentra rodeada de gente. El movimiento de cámara, en esto último, es fundamental. La dirección durante todo el metraje es magistral.
Decide pasar estos días en el pueblo de su familia, en busca de desconexión y motivos para poder llevar adelante esta nueva situación en la que ella se siente culpable por dejar a su hija sola y perdida ante la reciente separación con su pareja. No sabemos los motivos. Poco importa. Se agradece que dejen que el público complete parte de la historia.
En un guion soberbio de Elena Trapé y Miguel Ibáñez Monroy, que se ha hecho con el galardón en el Festival de Málaga, vemos a Irene relacionándose con varias personas a las que hacía años que no veía. Mención especial a la elección del casting, ya que todas las interpretaciones son redondas, encajan, no desentonan y aportan una conexión a la historia para llegar a capas más profundas de Irene. Destaco a Daniel Pérez Prada (con un lado cómico y cotidiano, que sirve al público para coger oxígeno entre tanta intensidad) y a Ainara Errejalde (en su debut en el cine, con unas tablas de llevar haciendo esto toda la vida).
La ubicación para el rodaje, en la zona de la provincia de Lleida que da título a la película, Els Encantats, ayuda a que nos metamos de lleno en una burbuja alejada del ruido estresante con el que vivimos día tras día.
La historia se va cociendo poco a poco durante la hora y tres cuartos que dura, para culminar en un clímax nada sencillo, cuidando al milímetro hasta el último detalle.
Estamos ante una gran película, una gran directora y una gran actriz.
Ya sólo queda buscar un fin de semana para disfrutar de la Vall Fosca.