Esta fue la primera película americana del director alemán, que hasta ese momento había sido uno de los máximos exponentes del cine expresionista, con películas como M, el vampiro de Düsseldorf, o la ya mítica Metropolis.
Texto: Miguel Fernández | Fotos: web
La historia comienza con una pareja de enamorados, Joe y Katie, (Spencer Tracy en uno de los papeles más intensos de su carrera, y Sylvia Sidney), paseando y planeando un futuro mejor, ya que ella se marcha al oeste a trabajar como profesora. En estas primeras secuencias vemos el carácter algo tímido y sin duda de moral intachable de Joe. Lang, que es un maestro del contraste, nos muestra ahora la dignidad de un hombre integro y honesto. Destacable es la escena en la que ambos se despiden, ella en la ventanilla del tren y él en el andén, bajo la lluvia en una noche cerrada…mil veces imitada después, pero pocas veces con tanto acierto.
Joe vive con sus hermanos, Charlie y Tom, hacia los cuales muestra una actitud casi paternalista, Tom hace pequeños trabajos para un gangster local, lo cual Joe desaprueba abiertamente. Pasa un año y vemos como Joe ha prosperado, dejando su antiguo trabajo y montando una gasolinera, y al fin se dispone a visitar a su querida Katie.
En este momento se desencadenan los acontecimientos; se ha producido en la zona el secuestro de una niña por que se ha pagado un rescate, y Joe es detenido como sospechoso mientras viaja en coche para visitar a su amada. Unas absurdas coincidencias, unos cacahuetes y un billete que probablemente recibió en la gasolinera son suficientes para incriminarlo, y a partir de aquí se desata la furia…
A pesar de los intentos de sheriff local por mantener la calma, unos desafortunados comentarios de uno de sus ayudantes en la barbería, (Walter Brennan en uno de sus primeros papeles), desatan las habladurías entre una población inculta, (impagable la imagen de las gallinas), deseosa de encontrar un culpable para el secuestro, sin duda con más deseo de venganza que de justicia. La presión va en aumento, hasta que la masa de energúmenos en los que se ha convertido el pueblo rodea la comisaría local con la intención de linchar a un hombre inocente. Como Lang tiene para todos, también vemos como los políticos locales no actúan para impedir la “diversión” del pueblo, al fin y al cabo es año de elecciones. Aquí es donde Lang se encuentra realmente en su terreno, mostrándonos como unas simples habladurías pueden desatar la violencia más delirante en la gente, donde cada individuo muestra lo peor de sí mismo. Las escenas en las que la masa prende fuego a la comisaría con Joe dentro tienen una potencia visual absolutamente demoledora, los primeros planos de los vecinos contemplando extasiados como el fuego sacia su sed de venganza resultan de una expresividad realmente sobrecogedora. El maestro del expresionismo en plena forma.
Pero el carrusel de violencia no ha terminado, Joe finalmente sobrevivió y escapó del incendio, pero la semilla del odio ha germinado en él, y permanece oculto fingiendo su muerte para conseguir que se condene a muerte a los múltiples autores del linchamiento. La transformación del personaje es demoledora "¿Sed de justicia? ¿Sed de venganza?", Lang nos enfrenta ante algunos de los grandes dilemas del ser humano.
Durante el desarrollo del juicio, asistimos a la actitud encubridora y cobarde de los vecinos, que mienten para protegerse entre sí; incluso el hasta entonces intachable sheriff local se niega a incriminar a nadie. Como pruebas de la acusación, Lang vuelve a mostrarnos, esta vez en imágenes congeladas, los rostros de los participantes en el linchamiento, respetables ciudadanos, vecinos intachables con antorchas y hachas marchando para matar a un hombre. El maestro alemán nos agarra por el cuello y nos muestra con toda crudeza lo que se esconde en lo más profundo de nosotros; pocos tienen tantas agallas…
Finalmente, la película desemboca en un final feliz, para lo cual es fundamental el papel de Katie, que ha descubierto que su prometido sigue vivo y que a través del amor hace de alguna manera que Joe se libere de su odio y aparezca en el juicio para evitar la condena de los acusados. Otro final hubiera sido imposible en una película de estudio de MGM en los años 30, pero para ese momento Lang ya nos ha dejado el impacto de su historia grabado en nuestras retinas.
Pocos directores han sido capaces de tratar temas como la moral, la justicia y la venganza con tanta profundidad y fuerza expresiva como nuestro admirado Fritz Lang, por eso no dejamos de recomendaros su obra, de la que Furia es, sin duda, uno de sus mayores logros.
Ficha Técnica
Título original: Fury
Año: 1936
Dirección: Fritz Lang
Duración: 94 minutos
Productora: MGM - John Mankiewicz
País: EEUU
Reparto: Spencer Tracy, Sylvia Sidney, Walter Abel, Bruce Cabot, Edward Ellis, Walter Brennan