16/03/2017. XX Festival de Málaga. Cine en Español.
Texto: Alberto Medina | Imágenes: Festival de Málaga
Una nueva edición del Festival de Málaga que no termina de reinventarse y que apunta maneras para convertirse en un pastiche cultural sin rumbo.No, este año no estaré acreditado para el Festival de Málaga. Aparte de no poder compaginar este año mi trabajo con la critica festivalera, me prometí este año descansar de un festival muy largo para aquellos que pretenden cubrirlo con un mínimo de calidad. Un festival que nació hace 20 años en la época de las vacas gordas de la mano de una televisión privada para introducir a la capital de la costa del sol en el firmamento del Hollywood patrio. Era un festival simpático, con casi tantas ganas como medios económicos, y con el plantel actoral de las series que arrasaban en el momento. Málaga ya disfrutaba de su alfombra roja. Poco a poco comenzó a tener más relevancia nacional (porque nunca quisimos competir con Berlín o Venecia) con un target comercial muy determinado: cine español a secas. Poco a poco las secciones se fueron multiplicando y pronto pensamos que podíamos competir con festivales con más solera como la Seminci de Valladolid o el Iberoamericano de Huelva.
Y como quien pretende robar el fuego a los dioses de la industria cinematográfica y puede terminar como el carbón, comenzaron en 2017 los cambios que pretendían ser necesarios. Aparte del beneficioso cambio de fecha, más benigna en insolación ultravioleta, se necesitaba desde hace tiempo un cambio de rumbo en el festival. Porque sin lugar a dudas las películas seleccionadas a concurso flaqueaban en calidad, y trístemente parecía imperar como criterio que fueran producidas por la televisión privada de turno.
Hubo un cambio maligno de preposición en el título: jamás se volvería a llamar Festival de Cine Español, sino Festival de Cine EN Español. Con ese detalle, Juan Antonio Vigar quería emular a la política filipina, y que la sección oficial se convirtiera en un collage multicultural. Si en otros años existía una sección curiosa y algunas veces reivindicativa como el Territorio Latinoamericano, ahora queda eliminada a favor de un cine mucho más masivo como el argentino. El número de secciones sigue siendo tan extenuante que es tarea imposible que sean cubiertas en calidad, únicamente si el medio está plagado de becarios y periodistas mal pagados ¿No sería mejor disfrutar de un festival de cine de calidad y no uno creado al peso? Tenemos un festival de cine acorde a unos políticos que se miran demasiado el ombligo y una programación cultural mejorable ¿y cuál será la idea del año próximo? personalmente propongo un nuevo museo...aunque esa es otra historia.
Espero que volvamos a disfrutar de un festival de cine con identidad, como el festival de cine europeo de Sevilla, y con la frescura y creatividad de los festivales de Casares o Tarifa. Por favor, señor Vigar, no sigamos cazando gamusinos.
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