04/04/2019. La Polivalente
Texto: Mikel Villar | Ilustraciones: Magüé
Maestro, ¿Un perro tiene o no naturaleza de buda?
Hasta el 26 de abril se puede disfrutar en La Polivalente (Calle Lagunillas, 53) de la magnífica exposición del malagueño Magüé. Doctor del mundo que ha prestado sus conocimientos y buen hacer en proyectos de cooperación médica en África y Asia y artista multidisciplinar, Magüé se imbuye ahora del auténtico espíritu budista para ilustrarnos con una breve pero preciosa colección de imágenes Zen. Pequeñas llamadas de atención donde el dibujo es la excusa para lanzarnos mensajes importantes y hacernos reflexionar.
Como el propio Magüé explica, el Koan es un pequeño cuento breve que el maestro propone a su discípulo para que reflexione sobre ello y encuentre el trocito de verdad que atesora. Lo usan como herramienta para adentrarse en el conocimiento de sí mismo.
Al discípulo puede llevarle semanas el resolverlo. Si la respuesta no es la adecuada el maestro, sin darle más explicaciones, le invita a que siga buscando. Cuando al fin la encuentra, aprecia que lo importante ha sido el camino de pensamiento que ha realizado, y que la respuesta estaba como una mosca posada en sus narices; que no veía porque, según él mismo dijo: no sabía que se trataba de una simple mosca, la –jodía- no se movía, y yo estaba buscando en otro lado.
Sobre diferentes tipos de papel y utilizando tintas aguadas o la técnica del grabado con barniz blando, Magüé nos regala 14 koanes extraídos de uno de los libros más importantes de la literatura zen el Libro del Mumonkan (La puerta sin puerta), metáfora que se utiliza en el budismo zen para indicar esa puerta interior-exterior que se franquea para quien quiere adentrase en el camino del conocimiento.
El autor señala con ironía: El Koán a mi me da que trata de romper con las deducciones de pensamiento lógico aprendido y de menos pensar y mas labrar la tierra como decía el otro. Al ilustrarlos he cometido el atrevimiento del lerdo, no callar y exponer mis respuestas, por lo que creo que me he ganado la metafórica colleja del maestro. Correctivo que recibo con gusto, si pico la curiosidad de quien lo lea, lo medite y trate de hallar su camino de respuesta.
Koan en el que Zuigan se dirige a su maestro.
Zuigan se decía a sí mismo todos los días: “Maestro”
Entonces se respondía: “¿Si, señor?”
Tras lo cual añadía: “Debes ser sobrio”
De nuevo contestaba: “Si, señor”
“Y después de esto” continuaba, “no te dejes engañar por los demás”
“Sí, señor; sí, señor” respondía.