Diez clavos de gran tamaño, finos, clavados unos junto a otros pero aislados entre si están frente a un gran martillo, grueso y poderoso.
Texto José Antonio Martín Santos. Imágenes: José Antonio Martín Santos y Dadi Dreucol (foto de portada)
En uno de ellos un personaje barbudo está sentado en la cabeza del clavo y porta una bandera roja maltrecha, rota, casi desaparecida. Junto a él, otro hombre barbudo se acerca con su propio clavo. Enfrentados a ellos, encima del gran martillo, un hombre negro, o quizás la sombra de un hombre con su propia bandera, negra, parece adelantar el futuro golpe de martillo al clavo ocupado por nuestro barbudo. Abajo un grupo de sombras negras jalea a la sombra que conduce al martillo.
Hasta aquí una descripción casi literal de lo ilustrado en el gran mural de la pared lateral del nº 12 de la Calle Tomás Heredia. Puede ser interpretado de múltiples maneras, como todo relato pictórico que siempre acaba siendo simbólico. Y por eso rememoro las contiendas obreras que dejaron en herencia a la sociedad malagueña del pasado los empresarios del siglo XIX, entre los que estaban Manuel Agustín Heredia y su hijo Tomás Heredia y Livermore. Iniciadores de una tradición industrial de Málaga que dio lugar al urbanismo de la Málaga del XIX, ya saben calle Larios, la Alameda y su Ensanche (ahora pretendidamente SOHO). Pero también el inicio de la revolución industrial en nuestras tierras. Y con la revolución industrial la historia moderna, abandono del campo, grandes masas de obreros industriales, burgueses ricos y opulentos, obreros pobres, incultos y algunos revolucionarios. Nuestros burgueses (los Heredia y compañía) pusieron a Canovas del Castillo al frente del Gobierno. Crisis y pobreza extrema. Fuera Monarquía. Dictadura y más crisis-pobreza. República. Los obreros, varias décadas después, colocan a diputados socialistas y comunistas al frente. Guerra Civil, crisis más crisis (pobreza y más pobreza). Democracia y Monarquía. Y ahora de nuevo crisis y pobreza ¿Será la pobreza y sus antecedentes, paro, emigración, decadencia de servicios públicos, el nuevo martillo que golpea a los ciudadanos?
Dadi Dreucol, el autor del mural, no cuenta esta historia, el solamente se pone al servicio de MAUS SOHO para ofrecer un relato visual que embellezca la fisonomía de un trozo de ciudad. Pero mira a su alrededor, piensa y pinta.
Cercano a él otros dos artistas urbanos de Málaga nos presentan sus aportaciones más modestas pero plenamente eficaces.
Uno, Temor, con su grafitti de escritura en la calle Somera, que recoge el testigo que inició esta apuesta visual del MAUS, el de Boamistura, que comentamos aquí. Se echaban de menos los artistas escritores, una modalidad esencial en el arte urbano aunque no cuente con muy buen cartel.
Otro, Hidetwo, nos presenta en la calle Pinzón la reproducción clásica del rapero Notorius Big. Hidetwo es una artista de indudables dotes.