Matías Sánchez es un pintor. Es esencialmente pintor. Lo que hoy en día es, sorprendentemente, novedoso pues desde hace años asistimos a un diluirse de la creación artística pictórica.
Texto e imágenes: José Antonio Martín Santos.
Pintura que desaparece para ser sustituida por otras acciones: la fotografía, el video, las acciones performativas - ustedes disculpen el rebuzno lingüístico-, la escultura que se elabora como lienzo, y otras muchas maneras de actuar a las que no sabría nombrar o que no las recuerdo mientras escribo.
Pues Matías Sánchez ejerce de pintor, de pintor de caballete. Aunque en apariencia lo relevante de su obra expuesta es la parte narrativa, y todos acudimos a lo expresionista de la obra de Matías Sánchez, o mencionamos la sátira social o política de muchas de sus obras de esta y anteriores muestras en nuestra ciudad, o la faceta de ridiculización, por caricaturesca, autobiográfica. Pero centrémonos en lo que vemos: pintura, lino, óleos. Colores. Composición. Retratos, caricaturizados, pero retratos. Del ánima, pero insisto, retratos.
No es casualidad que ahora mientras contemplamos esta muestra de la obra reciente de Matías Sánchez en la Galería JM, en Tomares (Sevilla) y hasta el 30 de Octubre, participe, también, en una colectiva que bajo el título de “La eterna primavera de la pintura” se reivindica como el derecho de la pintura a su lugar en la creación contemporánea.
Se cita con frecuencia el carácter expresionista de la obra de M. Sánchez basándonos en la caricaturización grotesca de los personajes. Si es así es un pintor con un humor grueso, fuerte, ostensible. Sus personajes y situaciones más que reírnos nos obligan a aguantar la respiración. Nos dan un puñetazo. No hay que ser un agudo lector de prensa para captar alguna ironía. Hay que ir por los rincones casi inefables de cualquier edificio público para ver las burlas groseras de los dibujantes ocasionales sobre los amigos, vecinos, políticos o novias o novios que nos desdeñan.
Matías Sánchez es un pintor realista en un país en el que la realidad está mejor representada en los lugares casi inefables que a la luz de nuestros maravillosos días. Realista al modo en que lo era Courbet en “El estudio del artista”: este es mi mundo. Si se aleja del naturalismo pictórico es porque este no es preciso. Para representar el mundo tal como nuestros ojos lo ven hay otros medios. El es pintor y por tanto recrea la realidad de las cosas tal como debiéramos verlas.
Matías Sánchez
¡y ahora si quieren bailar búsquense otro timbalero!
Hasta el 23 de noviembre de 2013
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