Mar 25 2014

Cartel de la exposición de Oliver en la Sala Ibn al JatibOLIVER:  Puentes de hierro y papel. Del grabado a la escultura.

Texto: Fernando de la Rosa. Imágenes: Oliver

Oliver ( Pennsylvania- 1941) es un singular observador de las relaciones que existen, ocultas para muchos de nosotros, entre la forma, la materia y su ánima.

Él mismo trata en esta exposición de hacer visibles estas relaciones, de hacernos cruzar el puente entre las formas grabadas en el papel hacia las formas esculpidas en hierro. La planitud del papel no impide que podamos valorar la idea de una posibilidad volumétrica, que se instala como idea y como cuerpo en el hierro. La forma final es, en los dos casos, el resultado de una permanente simbiosis en la producción artística de Oliver, que nos hace partícipes del hermoso diálogo discursivo entre las dimensiones espaciales.

Escultura en hierroLa exposición  puente entre el papel y el hierro está fundada en una propuesta didáctica que Oliver desarrolló hace algunos años en un curso de Educación Plástica y Visual que yo mismo impartí (2005) en el colegio de La Candelaria, en Benagalbón. Entonces andaba Oliver dando sus primeros pasos en la escultura en hierro. Él mismo explicó en una brillante charla, con sus diapositivas como fondo, las implicaciones de su obra gráfica y su diseño mismo, en el nacimiento de los temas y las formas exentas en hierro, o de cómo sus grabados se transfiguraron en esculturas.

Su motif fundamental era entonces (y aún sobrevive hoy) el enfrentamiento -choque formal- entre las masa oscura, robusta y angulosa de un toro, contra las sensuales formas curvas, casi transparentes, de una mujer, no lejos pues del Minotauro, asunto de muchos grabados de Picasso (véase por ejemplo la Suite Vollard). Entiéndase este enfrentamiento como relación entre dos seres antagónicos, siempre en el proceso avanzado por un experimentado y sintético dibujo en el que el toro es a veces sólo un ángulo y la mujer una curva. Todo ello lo conseguía Oliver estableciendo entre ambos, bestia y fémina, no una lucha encarnizada y mítica, sino un sutil contacto (necesario vínculo)  de entendimiento y penetración mutua, a través del ejercicio continuado del dibujo. Toda una erótica de la forma.

Escultura en hierroSiguiendo un guión preciso, Oliver elabora un determinado número de elementos que materializan esas formas, a partir de los proyectos y composiciones que ya ha experimentado como forma en sus estampas: semicírculos, rectángulos, paralelas, bandas, ángulos, y otros paisajes lineales. Estos dibujos, plantillas rigurosamente geométricas en su mayor parte, como los patrones de un exquisito sastre, recuerdan a aquellos diseños  de las escuelas de ingeniería o arquitectura técnica, salvo que éstos en particular no integran  precisamente la idea de traje (aunque bien pueden vestir el vacío con elegancia) ni tampoco la idea de máquina,  sino más bien la de ser en movimiento. Los patrones pasan por la herrería para, ajustándose a las plantillas del dibujo,  ser cortados con precisión uno a uno, en planchas de acero o hierro, para luego ser ensamblados, soldados y repasados en el taller.

AguafuerteLa escultura, como el grabado, es una disciplina hija del dibujo. Oliver es un artista que dibuja mucho. Sus grabados son ensayados una y otra vez en centenares de pequeños trozos de papel, que van formando cúmulos donde mueren unos y viven otros. Pero a todos los observa con intensa curiosidad, casi de entomólogo, para descubrir en ellos el rasgo diferencial, el signo vital que le permite ser y subsistir a la muerte del montón. Los dibujos que finalmente viven, lo hacen con una intensidad tal que llegan a experimentar varias vidas, en el milagro de la metamorfosis o la transfiguración, desde el boceto al dibujo y luego a la plancha metálica, que lo devuelve al papel tras el proceso de grabado y estampación, y de ahí ser metal de nuevo, renacer en el hierro. En estas primeras piezas escultóricas (la primera - Cortejo - es de 1999) con profunda honestidad y humildad, Oliver  pone en evidencia el proceso creativo del que se sirve, en el juego y las posibilidades plásticas en el papel, para resolver los problemas volumétricos que le plantea el mismo motivo en tres dimensiones,  una vez ha materializado y amplificado el eco de sus dibujos en la caja de resonancia espacial del hierro.

Escultura en hierroTécnicamente, el dibujo en la estampa se produce por una incisión, un añadido o una mordida en la matriz, es decir es un relieve. Aunque pueda considerarse por su función casi imperceptible, pues en la práctica se trata de alojar una mínima cantidad de tinta, el principio de las tres dimensiones no deja de estar presente cuando se hacen grabados. Para Oliver, el proceso de cambio desde sus grabados hacia la escultura comenzó cuando observó que, además del trabajo físico de horadar, erosionar o marcar la plancha de metal, sus formas dibujadas tenían vocación de ser formas esculpidas. Los problemas que plantea el dibujo, la estampa, no tienen siempre solución en el plano. En algunos grabados, los elementos del dibujo se identifican cada vez más con una intención volumétrica, necesitados no sólo de tinta y textura, sino de luces y sombras, de un dinámico claroscuro. El dinamismo provocado por la torsión de las bandas o la ondulación las cintas sobre el fondo. Ciertos de estos elementos requerían cambios en la posición dominante del dibujo: dentro o fuera, detrás o delante, oculto o visible, todo un nuevo asunto sobre la superficie del papel, cuestionada ahora por la trampa visual del movimiento espacial.

¿Qué hacer con este impulso? ¿Cómo encauzar este espontáneo diálogo en el seno de tu propia obra? El artista se da cuenta de lo que está sucediendo, muchas veces fuera de los límites de su propia voluntad, acude con toda su determinación y destreza a poner orden, a encauzar la corriente de sus actos. Para Oliver, el arte es pensamiento en acción, y el dibujo es la caligrafía de este pensamiento. En arte, no es siempre el cerebro el que informa a la mano sino que es la mano la que trabaja para informar al cerebro.

Sin embargo, se requiere una estrategia para llevar a cabo semejante adaptación: del plano al volumen, del papel al hierro, de la pluma al cincel. Oliver se impone el reto de dominar, o como mínimo, aprender -que no es poco- los procedimientos, proveerse de las herramientas y los conceptos, para elevar al más alto grado de consecución el control de esta insurrección surgida en sus propios dominios.

La experiencia y la sabiduría de este gran artista, aliado desde hace tanto tiempo con la fe en el trabajo y la confianza en la intuición, hace del camino más arduo y complejo un paseo ilustrado. Como si la tarea y el camino fuesen conocidos desde siempre, Oliver se emplea a fondo, con toda su energía creativa, para encomendar las relaciones formales de su inventario estético, antes guiadas por el plano de la estampa, a la escultura en hierro, consolidando una imagen plástica que nos ha ido revelando, tanto en una como en otra disciplina, una obra que profundiza en la poética de las relaciones humanas, heredera de grandes escultores contemporáneos -sobre todo Eduardo Chillida- construyendo y elevando los puentes, pasajes y pasarelas que llevan al lugar donde la conciencia del arte habita.


Perry Oliver. www.veroliver.com
Puente entre el papel y el hierro
grabados y esculturas

Sala Ibn al Jatib.
Del 14 de marzo al 11 de abril.
Inauguración: 14 de marzo, 20,30h.
Horario: de 9 a 14h. tardes previa cita: 951293501


 

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