Museo Picasso de Málaga, hasta el 9 de junio del 2013
Texto: José Manuel López Gaona | Imagenes web
A veces tengo la sensación de que el placer del arte tiene que ver con el orgullo. Y eso fue lo que sentí en la exposición que nos vuelve a regalar el Museo Picasso. Arte, pues mostraba un par de cuadros que dejaban entrever aquello que traspasa la imagen que representa el lienzo y nos aporta el sentido oculto que nos permite entender el alma intensa del artista.
Porque eso es el arte -lo sé-, mostrarnos la sensibilidad de un artista, y se manifiesta en la técnica de la obra que lo logra trasmitir. Y ahora viene el orgullo.
Picasso es tal porque se encontró en Málaga -al menos hasta los 20 años- una serie de pintores -Denis Belgrano, Muñoz Degrain, su padre, etc- que educaron su sensibilidad técnica. Es cierto que nadie como él, con esa intuición del color; pero la proporción, el sentido de la composición, esa capacidad para poner cada figura en su sitio, ese equilibrio, dar el contexto a la escena para que el cuadro tenga sentido, eso lo aprendió de sus maestros malagueños de finales del XIX. Esa educación la recibió de Málaga y por eso siento orgullo de ser malagueño; razones me sobran.
No deberían dejar de ver El crepúsculo en el puerto de Málaga, la composición de un niño con 8 años que resulta desde todo punto increíble a esa edad. Y con 14 años pinta Viejo Pescador, que se sale del cuadro… No deberían dejar de ver la exposición, por orgullo de malagueño. Picasso, el genio, lo fue porque lo educaron en Málaga pintores malagueños.
Hubo una sociedad malagueña con un alto grado de desarrollo artístico. Sientan ese arte; vean las fotos, los carteles, los cuadros de esa época que les presenta esta exposición. Merece mucho la pena.