27/10/2018 Teatro Cervantes. Ciclo de Danza 2018.
Texto: Cristina Gandarias |Fotos: Promocionales
Anoche en el Teatro Cervantes, y enmarcado dentro del Ciclo de Danza, pudimos paladear otra joya de este arte que últimamente me está fascinando. Desde la danza y desde unos bailarines intérpretes se reivindicaba el derecho a ser un blandengue, a poder llorar y bailar, a amar y a olvidar, y por supuesto a ser un machoman ¿Por qué no? Con respeto, cada opción es inviolable, siempre que tu opción no vilipendie a las demás.
Con delicadeza, humor, arte y buenhacer, David Barrera, David Novoa, Arturo Parrilla, Javier Pérez, Baldo Ruiz e Indalecio Seura pusieron en escena una propuesta valiente y bella. Valiente, porque le da una vuelta de tuerca al feminismo que está tan de actualidad, en el cual se lucha por el ascenso de la mujer en busca de la igualdad, pero muchas veces nos olvidamos de que nuestros hermanos necesitan ayuda para su descenso, ya que llevan en el ADN esa supremacía del patriarcado y necesitan que les mostremos el camino, algunos lo piden a gritos, otros lo escriben, ellos lo dicen y lo bailan; Bella, porque cuando el arte te llega es bello, sin más, pero para que eso ocurra tiene que haber un buen trabajo detrás, que en La Maldición de los Hombres Malboro estaba sin duda alguna.
A la función fui acompañada por un hombre, que también reivindica activamente desde su particular tribuna esta postura de aprendizaje masculino para ser una persona más completa en todos los sentidos. Él me ha dado su visión de la obra como mero espectador en la que disfrutó del nuevo enfoque que aportaba la compañía, donde no sabría definir si eran actores bailarines o bailarines intérpretes pero que, sabían darse de forma armoniosa un texto corporal claro y sin faltas de ortografía, con un texto verbal al tono de un movimiento corporal magnífico.
La Maldición de los Hombres Malboro, en definitiva, es otra manera de contar el feminismo, de darle delicadeza a los hombres y de aportar una nueva forma en el escenario, mezclando el baile, la música, la interpretación textual y la delicadeza masculina, hasta dejar al desnudo el escenario mostrando lo que no se ve, quitándose los artificios para hacerse pequeñitos y poder volar.
Una creación de Isabel Vázquez.
Producida por Elena Carrascal I*D en complicidad con Excéntrica Producciones para Itálica. Festival Internacional de Danza
Idea original, dirección artística y coreográfica: Isabel Vázquez
Dramaturgia: Gregor Acuña-Pohl
Textos Max Arel Rafael
Intérpretes y coreografía: David Barrera, David Novoa, Arturo Parrilla, Javier Pérez, Baldo Ruiz e Indalecio Seura