Sábado 01/11/2014. Ciclo de danza 2014. Teatro Cervantes.
Texto: Amelia Íñiguez | Fotos: Daniel Pérez / T.C.
Dos horas de espectáculo con Ara Malikian, la Orquesta en el tejado, Ángel Corella y cinco de los bailarines del Barcelona Ballet te crean unas expectativas muy altas. Quizá sea por eso por lo que, los veinte primeros minutos del espectáculo, en los que alumnos del Centro de Danza Ángel Corella realizaron una pequeña muestra de lo aprendido en la escuela, no me cuadro demasiado dentro del contexto del espectáculo.
Ara Malikian y La orquesta en el tejado se metieron al público en el bolsillo. Los músicos disfrutan con lo que están haciendo y eso se nota. Animados por el fuerte y alegre carácter de Malikian y unidos a su brillante forma de tocar el violín hicieron que disfrutáramos cada nota. Fue un verdadero placer verlos en directo. Ya tienen otra seguidora más.
Estuvo sabiamente medido el punto donde los músicos se retiraban cediendo la importancia a los bailarines y donde volvían a coger fuerza y brillar con su música.
Los seis bailarines formaban parejas que ejecutaban diferentes dúos, corales y solos, siempre acompañados por Ara Malikian y su fantástica “orquesta”.
La forma de danza neoclásica encajó a la perfección con la música de cuerda y la gran técnica de los bailarines se demostró con creces.
El dúo formado por Ángel Corella y Natalia Tapia funcionó muy bien. Ella, de apariencia frágil, tiene una fuerza al bailar que sorprende. Es técnicamente brillante, destaca por su velocidad, flexibilidad y bonitas líneas.
Carmen Corella y Dayron Vera eran otra de las parejas. Esta alta bailarina destaca por su delicadeza y, el contraste con la fuerza al bailar de su “partenair” creaban un contraste muy bello. En la coreografía After the Rain que interpretaron acompañados por la preciosa música de Arvo Part, no pude evitar acordarme de la insuperable bailarina Sylvie Guillem en Smoke -coreografiada por Mats Ek y que usaba dicha música- fue muy bonito.
Kazuko Omori tuvo que cambiar inesperadamente de pareja debido a una lesión. Esta vez actuó con Yevgeny Uzlenkov. No sólo salvaron la actuación si no que la superaron con nota. Ella es técnicamente limpísima, precisa… un placer verla, y a Yevgeny se le quedaba pequeño el escenario. Sus grandes saltos y técnica impecable nos hicieron disfrutar de lo lindo. Nos quedamos con ganas de más.
El espectáculo fue creciendo conforme avanzaba. Y el gran final puso a aplaudir a todo el Teatro Cervantes (por cierto lleno), tanto que repitieron el final del espectáculo.
Gracias Ángel Corella por regalarnos esta representación antes de marcharte a asumir la dirección del Pennsylvania Ballet.