Teatro Cánovas. 09/03/2012
Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: promocionales de la compañía
Con la creación, dirección y coreografía de Koen Augustijnen, Au-delà pasa de parecer un espectáculo más en su inicio a hacer sucumbir al publico sin remedio, atrapado en la red urdida a lo largo del espectáculo.
Presenta Koen su creación avisando de que “aunque nuestro movimiento ha podido perder fuerza, debido a la edad, sin duda ha ganado en matices y profundidad”. Y nada mas acertado resultó para las pocas personas que asistieron a la representación en un viernes un poco desangelado. Aunque eso si, era público entendido, dado que una gran parte de quienes se dieron cita en el teatro pertenecían al mundillo de la farándula.
Realmente Augustijnen compone una serie de cuadros que van tornando desde la asincronía total de la primera escena y una defección absoluta entre el quinteto de bailarines que los protagoniza, hasta escenas marcadamente sincrónicas, con apariencias seriales en algunos casos y con atisbos minimalistas en otras.
Una primera escena donde cada bailarín campa a sus anchas por el escenario, llevando su propia existencia, cogitabundos y abismados, con sus propias esencias y experiencias individuales, parecen habitar diferentes mundos, pero con el paso de las secuencias, inmersas en una música fantástica de Keith Jarrett, van descubriendo sus sinergias, advierten sus concomitancias y a partir de aquí, conforman figuras que, como verdaderos atauriques en algunos cuadros, dibujan magistralmente el drama sobre las tablas. Matices.
La enorme expresividad es una de las tónicas dominantes a lo largo de todo el espectáculo y, dada la intensidad que transmite la música del pianista de Pensilvania -virtuoso, versátil, con una componente artística tan ecléctica-, el teatro rezuma una atmósfera penetrante y por momentos apasionada.
El quinteto de bailarines aporta por su parte todos los elementos necesarios para recrear ese ambiente y quizá uno de los números que mejor ejemplifican el paisaje dibujado en el Cánovas por el elenco, es la creación sobre Eyes of the Heart, en el que los sonidos guturales, los alientos, y las contracciones y espasmos, casi como movimientos galvánicos, acompañados y acompañando al piano de Keith, repetitivo, intenso y minimalista, conforman una escena y un todo potente, enérgico y vehemente que deja a su termino esa sensación de haber sido arrollado por un tren en marcha, pero bien. Más matices: de laissez faire a emotividad, efusión e intensidad. Múltiples tesituras a lo largo de los 75 minutos aproximadamente de espectáculo.
Así, cuando como final Koen nos propone, "tras atravesar todas esas fases -negación, ira, negociación, depresión y aceptación- por las que pasan las personas que se enfrentan a situaciones límite", un cuadro final con Droom, un tema compuesto por su padre Walter, recientemente fallecido, a uno le queda mientras aplaude ese punto de herida en el alma pero, al mismo tiempo, de resiliencia. De haber sido proyectado hacia el futuro.
Koen Augustijnen
Dirección y Coreografía: Koen Augustijnen
Elenco: Claudio Girard, Fatou Traoré, Florence Augendre, Gil Ho Yang y Koen Augustijnen
Música: Keith Jarrett, Walter Augustijnen
Dramaturgia: Lou Cope