30/12/2014 y 02/01/2015. Teatro Cervantes.
Texto: Amelia Íñiguez | Fotos: Promocionales TC
Tras la mala experiencia con los “ballets navideños” del año pasado en el Cervantes, deje mi mente abierta a ver que me encontraba…He de decir que este año, aunque me sigue pareciendo un disparate el precio de las entradas para la compañía de danza que nos ofertan, al menos fue un espectáculo decente y respetuoso con el público.
Todo el que conoce la obra de El Lago de los Cisnes sabe que requiere una técnica impecable y que tiene una puesta en escena que necesita un gran escenario…no es el caso. Esto llevó a una serie de arreglos en la obra no demasiado acertados para el público conocedor de la coreografía más representada de Marius Petipa pero que salvaron la obra para gran parte del aforo.
En el primer acto estuvo poco trabajada la, tan importante, parte de mímica. El príncipe Sigfrido, Dmytro Sharai, se dedicó a pasear por el escenario abusando del conocido gesto de “vamos a bailar” (girar las manos entre ellas mismas por encima de la cabeza).
El tan apreciado papel de bufón creo que fue interpretado por Gryts Pavlo ya que en el programa de mano aparecían dos bailarines. La interpretación de este papel se baso prácticamente en giros –algunos acabados fuera de eje- y unos pocos “grandes saltos” pero si algo faloo fue la falta de expresión del bailarín. (El programa de mano que, según me indicaron los acomodadores, la compañía no había puesto a disposición del teatro, lo conseguí unos días después tras enterarme hablando con público asistente ese día que sí lo habían facilitado…)
Los bailes de la corte en este acto fueron muy sencillos, llenos de piqués, relevés y valses sencillos. Aún así se agradeció el vestuario bien pensado en tonos pastel que este año sólo se vio “agredido” por el traje de la reina, con un aro en el bajo del vestido que le daba un porte carnavalesco.
La aparición del malvado Rothbart, interpretado por Stanislav Skrynnik, fue un poco extraña. Entiendo que hizo los movimientos que coreográficamente le habían marcado pero eran muy, muy exagerados, casi cayendo en el esperpento.
El poco espacio para los 23 cisnes blancos, el príncipe, Odette y el malvado mago se arregló bien metiendo muchos piqués y temps levés por parte de la corte de cisnes.
Llama muchísimo la atención que el cisne blanco esté interpretado por Olena Dobryanska y el cisne negro por otra bailarina.
Este ballet es conocido precisamente por la dificultad que tiene el cambio de registro de la intérprete principal, que ha de pasar de la candidez y dulzura del cisne blanco a la fuerza y sensualidad del malvado cisne negro. Así que quitar este reto a la bailarina principal sólo te asegura que la función vaya más a lo seguro y decepcione un poco.
En la esperada entrada de Odette, esta no tuvo mucha presencia pero técnicamente no era mala e increíblemente resistió los “empujones” que le daba el príncipe, más dispuesto a tirarla al suelo que en ayudarla a girar. Las miradas directamente al público, muy proyectadas a algo concreto, tampoco ayudaron mucho a crear la magia necesaria en este acto.
Los cuatro cisnes blancos ejecutaron una variación sin fallos, técnicamente limpia y, pienso que les ayudó que el escenario fuera pequeño ya que en otro con más fondo les hubiera faltado fuerza.
En el segundo acto se nos presenta el cisne negro, Odile, interpretado por Ellina Pokhodnyk. Técnicamente es la mejor de esta compañía aunque estuvo un poco pasada de fuerza en la interpretación. Lanzaba fuertes miradas al público intentando una complicidad innecesaria y el arreglo de su variación en la que metieron unos fouettés le perjudicó bastante. Le salieron muy feos, ladeados cada vez que bajaba del giro y con la sensación de que en cualquier momento se caería. Una pena porque entre el paso a dos en que Sigfrido, de nuevo, fue una pareja pésima y ese final nos quedamos con mal sabor de boca olvidándonos de la buena técnica mostrada anteriormente por esta bailarina.
¿Por qué se empeñan estas compañías en hacer un ballet clásico completo de este peso sin tener los medios? Mi sensación es que esta es una versión “mini” de El Lago de los Cisnes pensada para llenar teatros. Siguen queriendo vendernos a compañías de calidad media/baja –en este caso- como grandes compañías de danza clásica. Está claro que el público tiene ganas de danza clásica, el teatro se llena cada vez que una viene, sea de la que sea. ¿No se plantean los programadores darnos un poquito de calidad para variar?
El Lago de los Cisnes
Coreografía Marius Petipa y Lev Ivanov
Música Piotr Ilich Tchaikovsky
Organiza Eurospectacles, SARL
> duración 2.20 h. (c/i)
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