02/01/2014. Teatro Cervantes
El Tchaikovsky National Ballet of Russia nos presentó una muy arreglada versión de El Lago de Los Cisnes. Seguimos en la línea de compañías que se promocionan como excelentes llegando como mucho a pasables.
Texto: Amelia Íñiguez | Foto: promoconcert.es
El programa, bastante escueto por cierto, nos informaba del nombre de 10 bailarines solamente (de una compañía de mínimo 30 personas). En él aparece que la solista principal, Amy Odonoghue, se graduó en la Academia de ballet Vaganova de San Petersburgo, siendo desde entonces solista de la compañía que esta noche actuaba. Me extrañó que se hubiera graduado en la “Vaganova” de San Petersburgo, ya que su físico no era el admitido normalmente por esta academia, conocida por las exigentes pruebas de selección que hacen a los niños. Físicamente son casi perfectos.
Investigué un poco y cuál ha sido mi sorpresa al ver que esta bailarina, con mucha flexibilidad pero una colocación malísima, resulta que estudio en la Angel Ballet Academy de Japón. No digo que sea mala escuela pero no es la que nos venden en el programa de mano. Deberían de ser más cuidadosos porque lo que se escribe no se lo lleva el viento.
Del primer acto lo mejor fue el personaje del Bufón. Shota Onodera, a pesar no tener unas condiciones muy buenas, se esforzó y muy metido en su papel, pero sin ser exagerado, disfrutó de todos sus saltos y giros que ejecutó correctamente.
Sergey Bikbulatov, el solista principal, tiene un cuerpo de estupendas líneas pero no llegue a saber cómo bailaba. Se dedicó a pasear de un lado al otro del escenario haciendo mímica y eliminaron las dos o tres frases en que Sigfrido, el príncipe, baila.
El paso a tres, no es que estuviera arreglado, es que directamente omitieron todas las variaciones del mismo (tres concretamente) yéndose directamente a la coda final, lo que fue una pena porque los tres bailarines eran técnicamente muy correctos pero me dio la sensación de que por ir a “asegurar” nos perdimos unas buenas variaciones.
En el cuerpo de baile encontré más de una bailarina con unas condiciones magníficas pero a pesar de intentarlo, no había mucho trabajo detrás y esto se nota en la falta de cohesión en el grupo. A pesar de ello, he de decir que se esforzaron por sacar el espectáculo adelante.
En el segundo acto descubrimos a Odette, la princesa que ha sido convertida en cisne. Fue una gran decepción. Por regla general, las bailarinas elegidas para interpretar este papel deben de tener una técnica muy limpia y líneas muy definidas, a ser posible largas. Ami Odonoghue, sólo disponía de una buena elevación de piernas. La pierna de base estaba doblada la mayoría de las veces, los giros estaban fuera de eje y los pies poco estirados. El paso a dos fue un desastre. Su posición en el “arabesque” (cuando se sube la pierna atrás) no era correcta. Su pierna estaba mal colocada, la elevaba lateralmente en vez de tras su costado, hasta tal punto, que su partenair, al elevarla tenía graves problemas para conseguir que no se cayera y se perdía la posición. Durante todo momento dirigió ella al chico y quedó francamente brusco, difícil de ver, perdiendo toda la sensibilidad que debe demostrar en este papel el cisne blanco.
Los cuatro pequeños cisnes estuvieron muy bien. Uno de ellos se fue de música un momento pero hay que felicitar a la bailarina, ya que consiguió volver a la variación en cuestión de segundos. Tiene mucho mérito ya que esta variación es veloz y precisa en música y pasos.
He de reconocer que la variación del cisne blanco es muy difícil. Esta vez respetaron la versión original pero la solista principal sólo se centró en elevar las piernas y no en los equilibrios mantenidos en los que se detiene el tiempo. Los giros estuvieron fuera de eje y los brazos excesivamente forzados. Una lástima que fuera así ya que este momento es uno de los más esperados de este ballet.
Los cisnes del cuerpo de baile ejecutaron correctamente la coreografía pero sus tutús eran demasiado simples. Blancos, sin ningún adorno, ni lentejuelas, ni una pluma,… nada. El resto del vestuario estaba bien, sin grandes ropajes ni excesos pero correcto.
El tercer acto nos presenta la fiesta en la corte, con las diferentes princesas llegadas de otros países.
La danza española estuvo bien ejecutada, pero personalmente no me gusto. Aunque he de decir que de todos los Lagos de los Cisnes que he visto, y han sido unos cuantos, sólo he encontrado dos versiones en que me guste esta danza. Se siguen empeñando en ponerles a los varones la capa de torero y el abanico a ellas. Demasiados tópicos.
Esta vez la danza rusa la plantearon bailada por una pareja. Los dos eran técnicamente muy buenos (resultaron ser los mismos que habían bailado en el primer acto el paso a tres). Aunque la coreografía era un poco simple sacaron lo mejor de la misma.
La danza italiana o napolitana, bailada con panderetas, estuvo totalmente arreglada y fue un desatino, la verdad. Los bailarines, a pesar de no bailar mal, tuvieron muy difícil el poder meter en música los golpes de pandereta por el enrevesado cambio de coreografía.
La entrada del cisne negro fue (como esperaba tras ver al cisne blanco) dura y sucia técnicamente hablando. Muchas bailarinas se equivocan y le dan demasiada fuerza a este papel, como esta noche ocurrió. Si a esto le unimos los errores técnicos que comenté anteriormente de Ami Odonoghue y que de nuevo, omitieron las dos variaciones del paso a dos, pasando directamente a la coda del final, eso sí, con sus 32 fouettes (giros) bien ejecutados…otra nueva decepción.
Pienso que el teatro no estuvo lleno porque cada vez el público se arriesga menos con este tipo de compañías. Sigue pareciéndome exagerado el precio de las entradas (54€,40€,29€ y 18€). Aunque uno sepa que no va a ver una gran función, si no fuera tan costoso, más de una persona volvería a dar una oportunidad a este tipo de compañías aunque sepa que el espectáculo no va a estar a la altura esperada.
Me pregunto: ¿por qué no traer pequeñas compañías nacionales o europeas? A la espera quedamos.
Comentarios
En realidad el Cervantes no trae nada sino que alquila su espacio, siendo la productora Promoconcert una de sus mejores clientes, todos los años vienen con un par de ballets conocidos (sin orquesta), una novena de Beethoven y un conciereto de Aranjuez insufribles, un concierto de año nuevo pasable y alguna cosa más.
Son el McDonalds de los espectáculos pero en Málaga lo cobran a precio de estrella michelin, mucho más caro que otras plazas, incluido Madrid o Barcelona.
Como bien dices, el público no solemos repetir por lo que el aforo se reduce año tras año.
Enhorabuena de nuevo por tus palabras.