16/10/2018. Teatro Cervantes. Ciclo de Danza 2018.
Texto: María del Mar Fernández | Fotos: Promocionales Cía y T/C.
Dentro del Ciclo de Danza 2018, organizado por el Teatro Cervantes y el Teatro Echegaray del 09 al 30 de octubre, se ha podido disfrutar de una de las obras más famosas del ballet clásico a cargo del Ballet Nacional Ruso.
En un Teatro Cervantes lleno hasta el paraíso, tuvimos el placer de asistir a la representación de la obra de Tchaikovsky, El lago de los cisnes, representada por el Ballet Nacional Ruso, compañía privada de jóvenes bailarines fundada en el año 1989 por el solista del Teatro Bolshoi de Moscú, Sergei Radchenko, y su esposa, Elena Radchenko, haciendo las labores de director él y de coreógrafa ella. Además de representar en Moscú, el Ballet Nacional Ruso realiza largas giras por todo el mundo, llevando en su amplio reportorio no solo el Lago de los Cisnes, sino obras tan complejas como Romeo y Julieta, o atemporales como Don Quijote de La Mancha.
La historia de El lago de los cisnes cuenta cómo el príncipe Sigfrido, enamorado de la princesa Odette, convertida en cisne por el malvado mago Von Rothbard, promete salvarla, aunque él también será víctima del hechizo del mago.
Aunque la música de Tchaikovsky merece la pena ser escuchada en cualquier momento del día, pues tiene pasajes tan sublimes y conocidos como La danza de los cisnes (Acto I, escena 2) o El waltz (Acto I, escena 1), que pueden ablandar hasta el corazón más duro de cualquier ser vivo; si además, le añadimos una escenografía refinada con telones pintados situados en el foro, al más fiel estilo del ballet del siglo XIX, una iluminación efectista, un vestuario muy cuidado y, por último, las figuras de un amplio número de bailarines moviéndose como pompas de jabón por todo el escenario con una gran técnica y elegancia, la sensación de estar viviendo, que no solo viendo, un gran espectáculo es abrumadora.
Varios bravos, acompañados de largos aplausos, se escucharon a lo largo de la noche, sobre todo en las intervenciones de la pareja protagonista y del bailarín que interpretaba al personaje del bufón. Este último tuvo intervenciones de verdadero acróbata. Otro momento a destacar también fue el coro de cisnes, bien dirigido y ejecutado.
Se advierte al público futuro que la música no es en directo y que, quizá, por la juventud de los bailarines, se perciba cierta falta de expresividad en algunos de ellos, detalles insignificantes, para dejarse llevar por la emoción que transmite un montaje tan bello como es este. Si terminan padeciendo el síndrome de Stendhal y les corren lágrimas mejillas abajo, ¡déjense llevar! Es buena noticia, ¡están vivos!
Ballet Nacional Ruso
Música: Tchaikovsky
Libreto: Valdimir Beghitchev / Vasili Geletzer
Coreografía: Marius Petipa
Intérpretes: María Sokolnikova, María Klueva, anna Zimovchenko, Olga Gudkova, Alexandra Krukova, Dimitri Sitkevich, Nurlan Kinrbaev, Alexander Daev e Ivan Zviagincev
Director: Sergei Radchenko