28/01/2016. Teatro Cánovas.
Texto: Manuel Malaka | Fotos: Eva Viera y Javier Suárez.
Esta semana, los días 28 y 29 hemos tenido la ocasión de disfrutar de la compañía de danza contemporánea, La Phármaco, que dirige la malagueña Luz Arcas, junto a Abraham Gragera desde 2009. Tanto la compañía como su directora y coreógrafa ya han sido reconocidas con importantes premios entre ellos, la candidatura a los MAX como Mejor espectáculo de danza y Mejor intérprete femenina de danza, El Ojo Crítico de RNE , los Premios de Teatro Andaluz… Y también han recibido el apoyo del Centro de Danza de los Teatros del Canal de Madrid.
La voz de nunca se inspira en una de las obras clave del siglo XX, Esperando a Godot de Samuel Beckett. Y transforma esa tragedia cómica contemporánea de la condición humana en movimiento, en música… con un piano sobre el escenario que en manos de Carlos González acompaña a los cuatro personajes toda la obra en directo. Pero esta ambiciosa puesta en escena también reserva un papel importante para el texto, la palabra y la interpretación que también son protagonistas. Es como ese jarro de agua fría que nos despierta nuestras cabezas aletargadas por la televisión.
Además de toda su calidad técnica, su puesta en escena impecable, su ejercicio de creatividad, … quizá sea la capacidad de arriesgar, lo que más nos gustó de La voz de nunca. Esa valentía que da el estar haciendo algo en lo que crees. Hay algo de religioso, de sagrado en la danza. Y ese amor, esa fe absoluta por su trabajo, llega al público. Apostar por la danza contemporánea, ya es arriesgar. Más aun en estos tiempos en los que nos quieren hacer creer que no necesitamos de la cultura, que es algo para minorías elitistas. Y tanto es así que lleva soportando un IVA del 21%. Una auténtica vergüenza para cualquier país que se tenga por civilizado. Cuando la sociedad y sus valores se nos van a pique, es cuando más necesitamos de la cultura y del arte. Y eso es lo que nos trae La Phármaco, una apuesta seria por el arte con mayúsculas.
Nos estamos acostumbrando a que sea la taquilla la que imponga sus reglas. Y tenemos la impresión, de un tiempo a esta parte, de que la libertad creativa de los artistas se había rendido a esa dictadura que desde hace tiempo viene transformando la cultura en simple ocio con un fin puramente mercantilista. Por suerte, sí nos quedan artistas aun, que no se conforman y que arriesgan, anteponiendo sus ganas de crear y su compromiso con el arte, en este caso, con la danza.
La Phármaco nos invita a leer, a pensar, a sentir… y especialmente a vivir. Los personajes grotescos, absurdos, en ocasiones cómicos de Samuel Beckett están delante de nosotros tan reconocibles en su tragedia de existir, tal cual los recordamos. Transformando en movimiento su miedo, su soledad, su búsqueda, su desesperanza,… su absurdo mientras esperan a Godot.
Dramaturgia y dirección Luz Arcas y Abraham Gragera a partir de Esperando a Godot de Samuel Beckett
Bailarines: Luz Arcas, Begoña Quiñones, Ignacio Jiménez y Juan Manuel Ramírez
Coreografía: Luz Arcas
Música: Carlos González, piano
> duración 1.10 h. (s/i)