Jul 18 2016

Las Moiras en el Teatro Romano

Entredós Ballet Español, Las Moiras, Teatros Romanos de Andalucía, Teatro Romano de Málaga, 12/07/2016. Teatros Romanos de Andalucía. Teatro Romano de Málaga.

Texto: Cristina Quiñoy | Fotos: Laura Fernández Pereiro

Ballet en un solo acto, elegante y con fuerza, en un marco incomparable.

letra capitular D Dentro del programa de artes escénicas de los Teatros Romanos de Andalucía, se presentó en Málaga Las Moiras de Entredós Ballet Español con la presencia en el escenario de Elena Algado y Miguel Ángel Corbacho (bailarines principales del Ballet Nacional Español durante más de ocho años) y la producción de Fernando Valero en un entorno privilegiado para el público como es el Teatro Romano de Málaga, y no solamente para disfrutar del espectáculo sino del maravilloso patrimonio cultural que poseemos.

Entredós Ballet Español, Las Moiras, Teatros Romanos de Andalucía, Teatro Romano de Málaga, Las Moiras pertenecen a la mitología griega, son hijas de Zeus y de Temis (diosa de la ley) y las tres (Cloto, Láquesis y Átropo) son las directoras del destino del hombre, las hilanderas que regulaban la duración de la vida desde el nacimiento hasta la muerte; y, lo que realmente se representa en este espectáculo son Las Parcas, sus homólogas en la mitología romana, divinidades del destino (Nona, Décima y Morta, representadas por Elena) limitando a su antojo la vida de los hombres en todas sus etapas (el niño, el joven, el maduro y el viejo representados por Miguel Ángel) y presidiendo tres momentos claves, el nacimiento, el matrimonio y la muerte.

Envueltos, los dos bailarines, por una escenografía sobria que representaba el telar de los hilos de la vida disfrutamos de un ballet en un solo acto elegante y con fuerza, en un marco incomparable, en el que sin embargo tuvieron que luchar contra la meteorología que los hizo actuar en una de las peores noches de terral de este verano, a día de hoy, con un vestuario en su mayoría digno del más puro invierno, pero que puso de manifiesto su enorme profesionalidad manteniendo sus pies y sus cuerpos firmes sobre el escenario, ni un falso movimiento, a pesar de generar un efecto aspersor cada vez que giraban con fuerza sobre sí mismos, ¡chapó!

En detrimento de la fabulosa técnica de los bailarines jugó una música lenta en exceso (excepto en momentos puntuales) y falta de guitarra para ser un ballet español pero, a pesar de ello y las inclemencias, en conjunto consiguieron una representación fluida, amena y sobre todo elegante.