Quizás un buen centrifugado pueda cambiar tu vida. Sol Picó amerizó en el Teatro Cánovas (por razones técnicas no se hizo en la Sala Gades) el sábado 29 de enero de 2011 con su El llac de les mosques (El lago de las moscas)
Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: de la Compañía
Cuando Sol, tras la primera interpretación nos retó a ser capaces de aguantar todo el espectáculo a cambio de ofrecernos participar al final del mismo, os aseguro que por un instante pensé que iba en serio.
La puesta en escena fue tremendamente gamberra: atmósfera after punk con sonidos infernales de guitarra, saxo y voz, sucios y estridentes, parecía que salidos del mismo averno. En escena, junto a los músicos, una lavadora ¿? Sobre ella alguien desafiaba a todos los cantantes del mundo a un concurso de desafinos y gallos. Si la idea era producir un sobresalto general en el respetable, a bien que lo consiguieron. Más de uno andaba ya agarrado a la butaca. ¡Pero bueno, si acaba de empezar!
Desde el primer esbozo danzarín ya apercibe Sol de lo que viene: pura fuerza, como una dinámica de fluidos, la ruptura del movimiento, el asomo de diferentes técnicas, estilos e incluso guiños a piezas famosas como el lago de los cisnes, reconvertido para la ocasión en el lago geriátrico. El tango deja de ser tango, el flamenco se reconstruye en... flamenco deconstruido, el charlestón en rockestón duro, la danza clásica deja de ser clásica, e incluso danza, convirtiéndose todo en algo mucho más orgánico, en energía pura que se contrae y se expande, expeliéndonos y atrayéndonos a todos al tiempo. Vaya el humor por delante: Picó ironiza sobre su propia madurez y su paso por la vida como una Blancanieves arrugada a punto de ser centrifugada. Pero dejando muy claro desde los primeros pasos que sigue siendo una enorme bailarina, voluptuosa, de una gran técnica -a resaltar sobre las puntas-, desafiante, a veces sensible, a veces dura, a veces sencilla distorsión, trabajando a menudo la erótica de la expresividad, controvertida, instalada siempre en la vanguardia y reinventándose constantemente. Desde luego nadie sale indiferente de este espectáculo.
Apoyada en una potente banda en directo ,que repasa multitud de estilos reconduciéndolos todos a la sonoridad del rock más gamberro y desafiante, con una percusionista y un bajista de lujo, un guitarra que fue capaz de solventar todos los problemas técnicos que se le fueron presentando a lo largo de la actuación sin que casi se notara y una buena dirección musical de la saxofonista y cantante Mireia.
Como pareja un bailarín que, a veces, se excede un poco en lo físico, mostrando quizá demasiada tensión en determinados momentos del espectáculo, sin exhibir excesiva plasticidad, pero buen apoyo para su compañera. Finalmente, cuenta con un actor-bailarín-técnico en directo, multiusos, que lo mismo la ayuda en los cambios, mueve la lavadora o la sustituye como pareja femenina en el tango. Un trabajo interesante.
Lo prometido es deuda: al final nos permitió usarla a ella misma como medio de expresión y dejarle impresas nuestras sensaciones. opiniones e inquietudes, en forma gráfica.
Difícil tarea la de expresar lo vivido, más si cabe aún cuando pareció remover los cimientos del Cánovas en alguna ocasión.
El llac de les mosques (El lago de las moscas)
Dirección y Coreografía : Sol Picó
Bailarines: Valentín Rocamora y Sol Picó. Actor – Maquinista: Joan Manrique
Batería, percusiones y voz: Merce Ros. Guitarra y voz: Jordi Pegenaute Ferri. Bajista y voz: Joan Rectoret. Saxofón, voz y Dirección musical: Mireia Tejero